La mayoría de las protestas realizadas en la República Dominicana apuntan hacia el gobierno, entendiendo que desde la dirección del Estado se trazan las políticas orientadas a favorecer a los ciudadanos. Sin embargo, en esta ocasión, la protesta ha sido dirigida a colegios y universidades privadas que se ceban de los estudiantes que buscan superarse.
La marcha se realizó en Santiago de los Caballeros, convocada por Héctor Acosta, El Torito, un artista que se caracteriza por su sensibilidad social y alta vocación de servicio. Y junto a él marcharon miles de jóvenes en reclamo de que sea aprobado un proyecto de ley que reposa en la cámara de diputados, el cual eliminaría el pago por concepto de reinscripciones. Un justo reclamo, si partimos del hecho de que cuando nos registramos por primera vez en un centro educativo sólo se debe requerir el pago por créditos de asignaturas que serán cursadas, atendiendo a las normativas establecidas por el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología.
El invento del pago por reinscripciones es un solemne abuso que no se puede tolerar en un país que requiere de mayores oportunidades para que la juventud se prepare. Por eso, toda manifestación pacífica en demanda de que el Estado asuma crear las condiciones para que -en ningún centro de estudio-, llámense colegios o universidades, se burlen de los estudiantes gravando con onerosos aumentos o inventándose pagos absurdos como el cobro de las reinscripciones, merece ser apoyada por todos los sectores.
De ahí que la marcha realizada en Santiago, y que fuera convocada por Héctor Acosta, debe ser reeditada en toda la geografía de la República Dominicana, porque ya está bueno de que la educación privada continúe su marcha desenfrenada, sin que desde el Estado se perciba voluntad política para frenar los abusos cometidos contra estudiantes que son el futuro de la patria.