Hace años que lo estamos esperando. Vivimos abogando por el despertar de la conciencia de un pueblo que ha forjado su historia a partir del sacrificio. Este pueblo, con tropiezos y caídas ha sabido levantarse, sobreponerse a las dificultades y plantar en terreno fértil la semilla del progreso; sin embargo, como algo inexplicable, hemos ido perdiendo el empuje y la mística de trabajo que nos caracterizaba. Hoy nos conmueve la apatía que se observa en una población que está dejando a la clase política las soluciones a las necesidades que años tras años se postergan.
En el fin de semana asistimos a un encuentro en el Ayuntamiento de Matanzas que significó un ejemplo de unidad y sinceridad de los munícipes y sus autoridades. En ese encuentro, -en el que también estuvieron presentes- la diputada Mercedes Rodríguez y el alcalde Nelson Camilo Landestoy, en su condición de presidente de la Asociación de Municipios de la Región Valdesia, apreciamos un ejemplo de sincera humildad, y de querer hacer las cosas -bien echas- por parte de la alcaldesa Mirquella Báez, y el cuerpo de regidores del Ayuntamiento de Matanzas, quienes al representar un municipio nuevo y con poca experiencia en materia edilicia, pidieron ser asesorados por personas conocedoras de las leyes y normativas municipales, así como también de técnicos y representantes de organizaciones para defender la loma de La Calabaza, contra la destrucción de los archifamosos depredadores que se hacen llamar Áridos La Romana.
Allí fuimos testigos de cómo la sociedad matancera y sus organizaciones representativas han decidido despertar, y sacudirse de la pasividad en que hace tiempo estaban inmersos para defender su tierra frente a las pretensiones de extraer las piedras de las montañas de Calabazas para construir el muelle de Punta Catalina.
Matanzas habló el pasado domingo, hablaron sus autoridades y con éstas se escuchó el grito de defensa de una comunidad dispuesta a defender su territorio hasta de las mismas autoridades provinciales y nacionales, si fuere necesario. Por demás, resulta extraño, que toda embestida de la compañía Áridos La Romana, con el pretexto de construir el muelle de Punta Catalina, es aplaudida con el silencio pernicioso de funcionarios que ante cualquier otro tema que no envuelva la obra en cuestión, salen a la palestra fijando su posición.
Las montañas de Calabazas no están huérfanas, tienen quien las defienda, así lo hicieron saber en Matanzas, los regidores y su alcaldesa.