Cuando los individuos pasan por el trauma de perder sus bienes materiales a causa de la acción perniciosa de malhechores que corren con la suerte de burlar la justicia, sufren los afectados y pierde la sociedad. Vivimos abatidos por la impotencia, contando robos, asaltos y atracos sin que los delincuentes sean atrapados.
Reconocemos las debilidades que confrontan las autoridades policiales para detener la avalancha de robos que se registran en la mayoría de nuestras comunidades; sin embargo, es preciso articular un plan de prevención del crimen organizado, ya que en los últimos años la delincuencia se ha especializado, a tal punto que contamos ladrones por áreas específicas. Así aparece la figura de los ladrones de bombas sumergibles, quienes azotan a los productores agrícolas en perjuicio de plantaciones que estando en plena etapa de producción se quedan sin agua. Así lo denuncia la Asociación agrícola Miguel Ángel Pérez, del paraje Sabana Indio, de la sección La Montería, donde los ladrones han cargado con más de 25 bombas sumergibles en los últimos dos años, pero lo más extraño es que nunca las autoridades han dado con los culpables.
Mientras esto ocurre, la mayoría de las parcelas lucen abandonadas, ya que los propietarios se niegan a invertir para que los ladrones vuelvan a dejarlos sin agua. El caso más patético que desnuda esta penosa realidad es el que acaba de ocurrir a la referida entidad agrícola, ya que a sólo cuatro días de haber instalado la bomba sumergible para iniciar el proyecto de desarrollo comunitario, fueron visitados por los ladrones especializados, quienes no sólo se llevaron la bomba, sino que además dejaron a 40 familias sumidas en la desesperanza. Esta historia conmovedora se suma a otras que laceran el alma, donde productores han quedado endeudados por culpa de los susodichos malhechores.
Y pierden los productores, perdemos fuentes de empleos y perdemos la confianza en las autoridades. ¿Cómo explicar que se hayan robado más de dos docenas de bombas sumergibles en un pequeño vecindario y que nadie haya sido apresado por ese daño? ¿Cómo pedirle a los campesinos que sigan trabajando para que los ladrones los continúen azotando? Lo que pasa en el paraje Sabana Indio, de La Montería, es un claro indicio de que aquí es poco lo que se investiga.