Al conmemorarse el 173 aniversario de la Constitución de la República, los dominicanos recordamos a quienes reunidos en Asamblea Constituyente, trazaron las normativas que dieron fundamento a la nación. Entre ellos se encontraba Andrés Rosón, en representación del pueblo banilejo.
El camino hacia la Carta Magna estuvo lleno de escollos, motivados por la actitud inconforme del General Pedro Santana, quien pretendió colar en el pleno de la Asamblea una solicitud de préstamo, cuya astronómica suma debía ser pagada en un plazo de 30 años. Ante la negativa de los constituyentes, quienes decidieron vetarlo, por considerarlo oneroso, se produjo la ira del caudillo, quien se negó a ser nombrado presidente si no se contemplaba en la Constitución las mejoras que entendía les permitirían gobernar, sosteniendo que el poder político no debía ser civil sino militar.
El Congreso se negó a aceptar la propuesta de Santana, lo que desencadenó una crisis política que ocasionó una gran tensión entre la Asamblea y la Junta Central Gubernativa, siendo tal el caso que se llegó a movilizar tropas hacia la ciudad de San Cristóbal. La crisis llegó a su fin cuando, por coacciones de Tomás Bobadilla, se estableció en el texto Constitucional el que sería su artículo 210, que otorgaba plenos poderes al presidente de la República para libremente organizar el ejército y la armada, movilizar las guardias nacionales y tomar cuantas medidas creyera oportunas para la defensa y seguridad de la nación, pudiendo en consecuencia, dar todas las órdenes, providencias y decretos, sin estar sujeto al Congreso.
Sólo así, el general Santana permitió que fuera promulgada la primera Constitución del 6 de noviembre de 1844. Sus precursores, tomaron los perfiles de las más avanzadas cartas constitucionales de la época, entre ellas la norteamericana y francesa, para darle a la nación una carta sustantiva avanzada, inspirada en el respeto a los derechos humanos, a la soberanía de la nación, y opuesta a todo signo de opresión.
Hoy celebramos el día de la Constitución, recordando que poseemos el récord de contar con una de las constituciones más reformadas de América, pasando por ese proceso en 39 ocasiones, reafirmando el criterio de que la misma es acomodada a las intenciones de los mandatarios, tal y como ocurrió en sus inicios con el general Pedro Santana.
Ahora que definimos el rumbo de una nación democrática, la mayoría de las reformas se enmarcan en abrir la oportunidad para que los gobernantes se puedan reelegir desde el poder, quitando obstáculos que puedan estropear los planes de perpetuidad. Ojalá un día despertar con un artículo Constitucional que impida volverla a reformar por los próximos 20 años, a fin de reorientar los caminos inciertos de la república.