Más que un simple espacio de recreación, el convite banilejo es un reducto invaluable de exaltación de lo nuestro, de lo que hemos cultivado a lo largo de la historia, de lo que podemos mostrar como esencia vital de los valores y tradiciones que heredamos, y que aún, se resisten a sucumbir ante los embates de la modernidad.
Ayer, en el campus de la Universidad Pedro Henríquez Ureña, fuimos convocados para reeditar lo que por catorce años ha venido promoviendo la Alianza Banileja Santo Domingo, entidad inspirada en el lema hostosiano de familia que se une para alcanzar grandes sueños.
Durante 14 años, su timonel y guía, don Fabio Herrera Miniño, junto a un valioso equipo de munícipes, han logrado recrear en la ciudad capital, un pedacito de suelo, con olor a lo nuestro, a lo que somos como pueblo. Y ahora, en un nuevo espacio, con nueva organización y otras motivaciones, resurge imponente la estampa del banilejo íntegro, laborioso y solidario, el heredero de glorias que se eternizan de generación en generación gracias a la acción bienechora de quienes se esfuerzan para resaltar los valores y tradiciones que nos proyectan ante el mundo.
Y es que Baní es una cantera de cultura, y expresiones auténticas que se resisten a desaparecer. Hoy nos corresponde valorar la importancia del convite, del empuje sostenido de sus organizadores, de la armonía y confraternidad que se respira y del profundo desprendimiento solidario de quienes participan cada año, ya que los fondos obtenidos vienen al lar nativo, para favorecer las causas justas, las que mueven al interés colectivo. Gracias a Don Fabio Herrera Miniño, gracias a todo el equipo que por 14 años nos viene convocando a la más hermosa fiesta, al convite banilejo que ya forma parte del reservorio cultural de nuestro amado pueblo.