Es lo que todos preguntamos cuando observamos las proezas del sistema carcelario dominicano, donde por arte de magia, sin ampliar los espacios, y sin el auxilio de la ciencia, han logrado concentrar en la mayoría de las cárceles, a una cantidad inmensa de presidiarios que sobreviven apretujados en medio del hacinamiento y el abandono.
Así ocurre en la cárcel de Baní, construida para alojar a 150 reclusos. Sin embargo, en pleno siglo 21, donde hablamos de modernizar el régimen penitenciario, y hasta escuchamos los cambios que se registran para humanizar el lenguaje, donde los términos “presos, reclusos y reos” han variado a la denominación de “internos”. Pero sólo eso, porque lo demás sigue igual, con la tendencia a empeorar. Y es que en la cárcel local, la que está a la entrada de la ciudad, la que está en el mismo solar de la Comandancia Regional de la Policía Nacional, es un degradante monumento al abandono, donde pasa de todo.
Ya en el pasado reciente hemos contado víctimas por enfermedades infecto- contagiosas, muertes de seres humanos que fueron a purgar condenas con la esperanza de retornar rehabilitados a la sociedad. Sin embargo, como causa directa de la irresponsabilidad, el espacio habilitado en principio para 150 reclusos, hoy cuenta con unos 844 individuos hacinados, en medio de la inmundicia que allí se multiplica.
Si nos detenemos a pensar por un momento en lo que sucede allí dentro, donde llueven las denuncias de irregularidades, desde la posesión de celulares y otras menudencias nada gratas, llegaremos a la conclusión de que se hace necesario construir un nuevo centro penitenciario. Ya lo hemos planteado hasta el cansancio, necesitamos sacar la cárcel local para las afueras de la ciudad, y convertirla en un centro modelo de reinserción social, donde se forme y capacite al individuo para que pueda regresar al seno de la sociedad regenerado, como todos deseamos.
Ojalá que las autoridades, los legisladores y personalidades asumamos el proyecto de construcción de una obra que se constituye en un acto de responsabilidad social, en momentos en que se habla de modernizar. Por ahí podemos y debemos comenzar.