Que políticos dominicanos se encuentren implicados en hechos delictivos no debe causar sorpresas, como tampoco debe extrañarnos que hayan incursionado en el bajo mundo de las drogas, en actos de corrupción o en hechos considerados repudiables en el orden moral, por cuanto se trata de seres humanos con defectos y debilidades, sujetos a ser arrastrados por los tentáculos de las redes mafiosas que operan en ésta y todas las latitudes del planeta.
Desde esta óptica, es común observar los partes noticiosos donde resaltan como signos degradantes los nombres de políticos que debían servir de ejemplo a la población que dicen representar. Políticos cuyas acciones atentan contra la moral y las buenas costumbres, ya que deshonran la familia alentando la prostitución. Sin embargo, como si esto fuera poco, en los últimos años los encontramos acusados de sicariato, de asesinatos y violaciones sexuales a menores -a las que luego de quedar embarazadas- tienen que acudir ante los tribunales para exigir la manutención de las criaturas concebidas por estos señores.
Los escándalos se cuentan por montones, pero el más sorprendente y bochornoso ocurrió la pasada semana, cuando el único regidor de la Fuerza Nacional Progresista, obtenido en las pasadas elecciones, fue descubierto como parte de una red de tráfico de drogas, en el municipio de la Ciénaga, provincia Bahoruco. Se trata del regidor, Bolívar Matos Félix, el que según las informaciones, salvó a la Fuerza Nacional Progresista de salir a recoger firmas para buscar su reconocimiento ante la Junta Central Electoral, ya que obtuvo mil setentiún votos, con los cuales alcanzó el pase hacia el concejo de regidores de esa demarcación.
Al regidor Matos Félix, según lo dio a conocer el diario digital Acento, lo acaban de descubrir traficando con mil 26 kilos de cocaína en las costas de Barahona. La Dirección Nacional de Control de Drogas informó sobre el decomiso y de la implicación de un regidor, pero luego, ante la insistencia de la prensa, se supo que se trataba del regidor que debía honrar el buen nombre del partido cuyo fundador se ha proyectado como un abanderado de la lucha antidroga en la República Dominicana. Que sea precisamente el regidor de la Fuerza Progresista uno de los imputados en el trasiego de drogas, debe llenar de vergüenza a los dirigentes fundadores de una entidad política, cuya historia ha estado vinculada a combatir el narcotráfico en la República Dominicana.