La ciudad está atravesando por un progresivo deterioro del sistema cloacal. Son muchos los sectores, barrios y residenciales que están siendo afectados por los constantes derrames de heces fecales que se confunden con las aguas que se escurren por los contenes para causar focos de contaminación. Y es que con desesperación, las juntas de vecinos y personas afectadas han tocado miles de veces las puertas del INAPA, sin encontrar una respuesta.
Mientras tanto, la contaminación y los riesgos de enfermedades bronco respiratorias afectan a quienes por desgracia residen en medio de la inmundicia, sin importar las inversiones millonarias levantadas en modernos residenciales, cuyas calles se convierten en lodazales llenas de excrementos malolientes, como viene ocurriendo en el residencial Hermanos Serret, donde están cansados de exigir del INAPA que acudan en auxilio de quienes allí habitan.
La misma situación padecen los vecinos del sector María Carlita y de otras áreas de la ciudad -frente a la apatía- y falta de gerencia de los funcionarios del INAPA. Hemos llegado al colmo de ver colapsar el servicio sanitario en el edificio de oficinas públicas del gobierno, donde pocos resisten la contaminación que brota, justo al frente de la oficina de la Defensa Civil. Mientras la ciudad ve colapsar el sistema cloacal, a pocos interesa invertir en la construcción de un moderno alcantarillado pluvial, y menos en la planta de tratamiento de los deshechos.
Ante esa penosa realidad, en poco tiempo la población estará expuesta a contraer enfermedades de todo tipo. Y lo que hoy es un problema sencillo de solucionar, podría degenerar en un problema mayor. De ahí la necesidad de que sea enfrentado conjuntamente por el Ayuntamiento municipal, la dirección provincial de salud y el Ministerio de Medio Ambiente, sin obviar a las juntas de vecinos.
Lo que ha faltado es el liderazgo gerencial de los funcionarios para resolver los derrames de heces fecales que padece nuestra ciudad. Un problema que nadie quisiera tener cerca, amigos del INAPA