Con frecuencia exigimos de la Policía Nacional más de lo que está en capacidad de dar. Sabemos las limitaciones, carencias y necesidades con que opera la institución en cada demarcación. Sin embargo, lo que está viviendo la comunidad de Nizao es alarmante. Con un cuartel policial abandonado, sin recursos ni equipos para brindar seguridad a la población.
La Inspectoría de Nizao está en condiciones deplorables, sin dolientes y con pocas esperanzas de recibir la atención inmediata de las autoridades. Sólo hay que recordar que las baterías del inversor tuvieron que ser donada por la diáspora de Nizao residente en el exterior. Imaginen la situación. No cuentan con una camioneta, y para todo el municipio utilizan un motor con dos agentes policiales.
Justamente, la Inspectoría de Nizao tiene asignado un Mayor, un teniente y dos subalternos para la seguridad de un pueblo que no escapa de la delincuencia. Ante esa triste realidad, ayer se reunieron las autoridades, convocadas por el alcalde Salvador Pérez, para abordar el tema de los ruidos y escándalos que se originan en el parque central, donde opera el Ayuntamiento, la Iglesia católica, el hospital y dos bancos comerciales. Y es que elementos desaprensivos mantienen competencias de ruidos en una zona que merece respeto. En la reunión estuvieron presentes representantes de la Fiscalía, del COBA, la Policía Nacional y el Ministerio de Medio Ambiente.
La inseguridad es tal que en el día de hoy un señor fue encontrado asesinado dentro del lateral dos del canal Marcos A. Cabral presuntamente para quitarle el motor. Pero lo peor es que en el cuartel de Nizao amanece un sólo agente policial, el cual es imposible que pueda salir a patrullar. Así está el municipio, desprovisto de seguridad, a merced de la delincuencia. Ojalá que se atiendan las necesidades de la Inspectoría de la Policía en Nizao porque sin recursos es imposible enfrentar la delincuencia.