Desde la antigüedad se conocen los fenómenos migratorios. Millones de seres humanos, por múltiples factores, se desplazan de un lado a otro afrontando peligros y vicisitudes que en la mayoría de las veces terminan en tragedias. Y así, en busca de mejor suerte, huyendo de las precariedades económicas, traspasan fronteras y se aventuran por caminos inciertos, quienes luchan por alcanzar mejores condiciones de vida para sus familias.
Es evidente que en estos procesos, los países con mayores niveles de desarrollo tienden a ser afectados, más cuando sus fronteras no están resguardadas y las autoridades carecen de políticas definidas para controlar el flujo de ilegales. Peor aún, cuando los sectores económicos apadrinan a miles de indocumentados para explotarlos en empresas donde se les pagan salarios de miseria. Y se aprovechan los constructores de obras, los ganaderos dueños de grandes establos, los productores agropecuarios, y las grandes mafias que se dedican a reclutarlos para introducirlos al país burlando a las autoridades. Y es que en ese negocio degradante también se cuentan personajes de altos rangos enquistados en el Estado.
Ante esa realidad, muchos dudan de los efectos de las medidas anunciadas por el presidente Danilo Medina ante la Asamblea Nacional, porque más que reforzar la frontera y colocar drones, precisamos tomar medidas drásticas contra empresarios y productores que los contratan con la finalidad de explotarlos con pírricos salarios. Ahora que nos asalta lo que está viviendo la provincia de Pedernales, producto de la muerte de una pareja de esposos, atribuida a nacionales haitianos, también nos conmueve el caso del asesinato de un niño en España, el cual fue estrangulado por una mujer de nacionalidad Dominicana.
Crímenes abominables cometidos por personas en condiciones de extranjeros que alientan el odio desenfrenado de quienes perciben las faltas de controles migratorios para garantizar la protección de los ciudadanos. Y eso merece ser evitado en todos los rincones del planeta, incluyendo la República Dominicana, señor presidente.