El trabajo voluntario es una práctica social que nace de tu compromiso con el entorno en el que te desenvuelves, así como de un rol activo y crítico con la realidad que te rodea.
El trabajo voluntario depende sobre todo de los valores que lo animan y de otros que se transmiten durante su ejecución.
Sentido humanitario: es una facultad humana que nos hace tender la mano a los más necesitados.
Solidaridad: puede entenderse como una forma de compartir y de estar con quienes nos rodean, especialmente con aquellas personas a las que podemos hacer mejores con nuestra contribución.
Altruismo y empatía: el trabajo voluntario no espera nada a cambio, pues se sustenta en la obligación moral de hacer lo correcto en cada caso.
Generosidad: habla de compartir con los más necesitados o vulnerables aquello que podemos ofrecer.
Sensibilidad: es la fuente de todo trabajo voluntario; allí se origina y cobra forma. Ser sensible es sentir lo que otros sienten y actuar en consecuencia.
Constancia: no existe trabajo voluntario sin continuidad en el tiempo. Para ello, son fundamentales los valores de la constancia y la perseverancia.
Todos estos valores adornan la figura de un habitante de esta provincia que se ha ganado la admiración de todos en base al trabajo realizado por treinta años ininterrumpidos sirviendo voluntariamente en la Defensa Civil.
La Defensa Civil es un organismo que tiene como función principal salvaguardar la vida, interviene cuando se originen los desastres causados por inundación, terremoto, tormenta, huracán, fuego, escasez o distribución deficiente de suministro de materiales, u otros motivos similares, y en general para proveer el orden, salud y bienestar económico, seguridad pública prevención de la vida y de la propiedad en tales circunstancias.
Desde 1988, Miguel Bello, siendo un joven se integra como voluntario a la defensa civil de Bani, motivado por ese sentimiento o valor de servir a los demás, tres años transcurridos 1991 fue designado coordinador del sub grupo del sector Villa Majega, para el 1993 lo colocan como sub-director provincial, dos años más tarde 1995 lo elevan a la categoría de Director Provincial, tras demostrar su capacidad gerencial, pero sobre todo, su vocación de servicio.
En el trascurrir de estos treinta años, como miembro de la Defensa Civil, Miguel Bello, le ha tocado vivir experiencias quizás innumerables cuando han ocurrido accidentes de tránsito, desastres naturales, en donde ha tenido que arriesgar hasta su propia vida para salvar la de otros.
Este altruista banilejo en su recorrido de imágenes mentales, en eventos que la naturaleza ha actuado en defensa de ella misma, nos cuenta que una de las cosas más penosas para él, ha sido rescatar cuerpos de personas en las diferentes ocasiones que los acuíferos de esta provincia se han desbordado o los que perecen en tiempos de fiestas como semana santa producto de la imprudencias.
Parecería que la persona del voluntariado por su vocación de servicio, se revisten de una fortaleza emocional o física y que son inmune a las tragedias propias de la vida.
Este servidor que por tenienta años ha servido sin importar edad, raza, color, hoy necesita que el pueblo de Peravia le sirva. Miguel Bello, por casi una década minimizo su propio padecimiento, de Cardiopatía dilatada- función sistólica severamente deprimida.
La cardiomiopatía dilatada es una enfermedad del músculo del corazón, que, en general, comienza en la cavidad de bombeo principal del corazón (ventrículo izquierdo). El ventrículo se estira y se reduce (dilata), por lo que no puede bombear sangre de la misma manera que lo hace un corazón sano.
Su condición de salud requiere de un dispositivo que permitirá regular la función de su corazón. Hoy el servidos, necesita ser servido, necesita de un resincronizador bicameral- desfibrilador automático, que tiene un costo de 77,541.00 pesos, para ser sometido a una intervención quirúrgica que prolongaría su vida.
Hoy el servidor, de treinta años de servicio a los peravianos, necesita de todos los ciudadanos de esta demarcación.