Obviamente nos referimos a la zona franca industrial banileja, una corporación fabril quebrada por la mala administración de quienes debían velar para salvaguardar nuestro patrimonio. Hoy el pueblo pregunta ¿Qué hicieron con los millones de pesos adquiridos a modo de préstamos con entidades bancarias? ¿A dónde fueron a parar? ¿Y por qué del silencio de muchos munícipes frente a un tema tan relevante? Eso deja mucho que decir en un pueblo que ha visto morir en silencio el patrimonio nuestro.
La zona franca está quebrada, expuesta en pública subasta por el Banco para el Desarrollo de las Exportaciones BANDEX, pero nadie habla de quienes la quebraron ¿Qué hicieron con los recursos que manejaron? Y tomar las medidas pertinentes para que sea reactivada. Para nadie es un secreto que desde que colapsó la zona franca banileja, con la pérdida de más de nueve mil empleos directos, comenzamos a sufrir los efectos de la delincuencia en una provincia como la nuestra, carente de fuentes de ingresos.
Ahora que se están levantando las autoridades del Ayuntamiento de Matanzas, y que el tema ha sido asumido por los ediles del Cabildo banilejo, es preciso reclamar de nuestros legisladores, los que nos representan ante el Congreso, para que se pronuncien en demanda del rescate de la zona franca: hoy convertida en un depósito de herramientas de la empresa Punta Catalina. Saludamos los esfuerzos del distinguido munícipe Luis Emilio Sapeg, quién viene reclamando su rescate a los cuatro vientos, pero igual queremos ver actuar a las autoridades que en el área de justicia han sido apoderadas de la valiente denuncia para que se investigue bajo qué circunstancia terminó quebrada nuestra zona franca.