Cuando se habla de falta de equidad en el manejo de los fondos públicos tenemos que evaluar las partidas presupuestarias asignadas a las provincias del país. Como es evidente, de la Agenda Nacional de Desarrollo han sido excluidas las que no han tenido dolientes que las defiendan.
Así estamos en la provincia Peravia, observando cómo cada año nuestros legisladores se muestran pasivos frente al olvido premeditado que castra las posibilidades de desarrollo. A todo esto, nos preguntamos, ¿Será que otras provincias tienen más suerte que la nuestra? Sin embargo, no se trata de suerte, es que no hemos contado con autoridades dispuestas a hacer la diferencia.
Y pasan los años y vemos que muchas de nuestras comunidades continúan exigiendo pequeñas obras que causan grandes dificultades. Pero nadie atiende sus reclamos. Tenemos autoridades para representarnos en el Estado, y llevamos décadas siendo marginados del presupuesto general de la nación.
Tenemos autoridades y en pleno siglo 21 tenemos comunidades reclamando que se asfalten sus tramos carreteros. No están pidiendo servicios de Internet, exigen salir del polvo que apunta hacia el atraso causando enfermedades respiratorias. Así está la sección La Montería, como señal del fracaso de quienes se visten de autoridades y dejan a las comunidades abandonadas.
Mediante un levantamiento de necesidades se llegó a la conclusión de que sólo faltan 50 kilómetros de asfalto para poner fin a las calamidades que confrontan varios sectores y comunidades de la provincia Peravia.
Mientras tanto, el pueblo está despertando, reconociendo que es el momento de juntarnos para buscar salir del charco de las necesidades que cargamos por años. Sólo con la unidad de los sectores organizados lograremos cambiar el rumbo de una provincia que merece transitar por los caminos del progreso.