La nación dominicana, con sus altas y bajas, ha sabido sostener su economía, bordeando obstáculos, abriéndose paso en el campo de las inversiones en el sector turismo, compitiendo con la ventaja de contar con la riqueza natural que nos proyecta como uno de los destinos más codiciados de la región del Caribe. Así lo confirman las estadísticas presentadas por organismos internacionales, donde superamos a los demás países del área en materia de generación de divisas por concepto del flujo de turistas que cada año nos visitan.
Reconocemos que en la República Dominicana, como en la gran mayoría de los países latinoamericanos, estamos siendo azotados por el flagelo de la delincuencia, y que se hacen esfuerzos para combatirla.
Sin embargo, entendemos que el llamado hecho por el Buró de Asuntos Consulares del Departamento de Estado de los Estados Unidos, alertando a los turistas que vengan de visita al país a tener cuidado debido a la alta tasa de delitos y robos, además de tremendista, se puede considerar como una acción premeditada para diezmar el turismo en la República Dominicana.
El gobierno norteamericano le está diciendo al mundo que en nuestro territorio ‘los delitos violentos, como el robo, los asesinatos y las violaciones sexuales, son comunes, y los atribuyen a la amplia disponibilidad de armas, al uso y el comercio de drogas ilícitas, y a un débil sistema de justicia.
Según el Departamento de Estado Norteamericano, estos factores contribuyen al alto nivel de criminalidad, al tiempo de alertar sobre las medidas de seguridad que deben tomar los ciudadanos para evitar caer en manos de la delincuencia.
De igual forma, pero en otra dirección, el gobierno cubano se ha despachado con la denuncia de que el suelo dominicano está siendo utilizado por los Estados Unidos para maniobrar contra el gobierno de Venezuela, permitiendo la llegada de aeronaves por la base aérea de San Isidro.
Esto, de por sí, ha sido desmentido por las autoridades dominicanas, pero se evidencia la intención de dañar la imagen de la nación, en momentos en que se perciben tensiones por motivaciones de naturaleza económica.
Y como hemos advertido en varias ocasiones, tampoco podemos descuidar la crisis política que se agudiza del otro lado de la frontera, donde las víctimas de la violencia, van en aumento, mientras se habla de la posibilidad de una poblada intencionada y dirigida hacia territorio dominicano, cosa que no dudamos, cuando observamos el desenfado con que actúan los llamados padrinos del pueblo haitiano.
Cabe destacar, que los susodichos padrinos nunca han tenido un plan dirigido a transformar la economía más pobre de América.
Pareciera que el plan que está en marcha es destruir la economía dominicana, para que se comparta la pobreza en toda la isla.