Son envases que dañan, afectan, manchan y llenan de vergüenza. Envases que apestan, que muchos aceptan y hasta llegan a justificar. Envases nocivos que impiden el desarrollo de los pueblos, y que son patentados por el Estado. Envases degradados, con hedores abominables que crean desigualdades.
Envases que están por todas partes, en familias “honorables”, en manos de individuos allegados a funcionarios, y que son usufructuados por elementos – a los que pocos llaman- corruptos.
nvases utilizados para cebarse del estado, sin que medien los principios éticos y morales. Envases que han sido rechazados en los grandes mercados donde el pueblo conoce sus nefastos resultados. Se trata de los envases clasificados como “botellas”, “galones”, “botellones”, “cofres” y “barrilitos” que, según la categoría del individuo, define la dimensión de lo que se recibe. Es decir, personajes que cobran sin trabajar, que viven y se nutren del Estado, llegando a convertirse en parásitos. Son los que limitan las obras que debe recibir el pueblo, porque son sumas millonarias que salen de las arcas del Estado, de los bolsillos de los ciudadanos que pagan impuestos para alimentar las miles de botellas, galones y botellones que nos llenan de vergüenza.
Mientras esto ocurre nos llenan de promesas y seguimos con los mismos problemas, con un Estado cada vez más endeudado, y nos endeudan para cargar al pueblo, que es al final quien paga el despilfarro de los recursos del Estado.
Ojalá que los referidos envases sean eliminados, que no sean utilizados por los gobiernos, que sean declarados nocivos para la salud del pueblo, y que nunca se hable de las botellas, galones, y botellones, que limitan el desarrollo de nuestra nación.