¿Para qué extender el estado de emergencia en un país donde pocos respetan las medidas dispuestas por el gobierno? Esa es la pregunta que se hace el pueblo en momentos que se continúa extendiendo la cuarentena y el toque de queda que pocos respetan. Eso lo vemos en barrios, sectores y comunidades donde dueños de negocios tienen sus trucos para evadir a las autoridades.
Y no hay que ir lejos, porque el espejo lo tenemos tan cerca, que a sólo escasos metros de la gobernación provincial se amontonan los invisibles personajes que gozan y disfrutan a raudales, sin ningún tipo de protección ni distanciamiento social. No hay más que hablar, sólo basta con salir por las calles de la ciudad para chocar con la triste realidad de ver grandes concentraciones de individuos que entienden que pasó el coronavirus y es tiempo de regresar a la normalidad. Son esos los que al parecer no escuchan las noticias que indican el creciente número de víctimas por COVID-19, son los que salen y buscan el contagio que luego llevan a los hogares y hacen que no pare la lista de muertes por una pandemia que no se detiene.
Baní está viviendo momentos de peligros por la falta de responsabilidad de las personas y autoridades que incumplen con su deber. Unos que desacatan las normas y controles establecidos, y otros que no asumen aplicar sanciones a los infractores. Mientras tanto, el pueblo pregunta:
¿Para qué mantener la chercha de pedir al Congreso la extensión, cada cierto tiempo, del estado de negligencia?
Si al final todo sigue igual será mejor resolver declarando a la República Dominicana como un país libre del Covid 19, y que Dios nos ampare, ya que de poco sirven las autoridades.