Si la pregunta es a la población ya tenemos la respuesta: la Dirección Provincial de Salud no está ofreciendo las cifras reales de muertes por el COVID-19. Una situación imposible de ocultar en un pueblo donde todo lo que ocurre es del dominio público. En otras palabras, cuando la realidad salta a la vista, no se necesitan espejuelos para observar lo que tenemos frente a nosotros.
Y es que día a día nos llegan noticias de personas fallecidas a causa del coronavirus. Conocemos las víctimas. Muchos son nuestros amigos y vecinos, pero de forma extraña, no son reportados por las autoridades sanitarias.
Así se da a conocer en un reportaje calzado con la firma del periodista José Dicen, publicado ayer en el periódico Listín Diario.
Lo mismo veníamos denunciando desde este medio informativo. Sabemos que en pocos días han fallecido reconocidas personalidades de este municipio, tanto del centro de la ciudad como de comunidades vecinas y de otras localidades de la provincia.
Sin embargo, lo único cierto que hasta ahora se publica es que alcanzamos el primer lugar en tasa de positividad. Según se destaca, las muerte por coronavirus están impactando a las familias banilejas de forma dramática, sobre todo, en lo que va de este mes de junio, donde los fallecidos sobrepasan la docena, incluyendo hombres y mujeres, jóvenes y envejecientes, pero esto no sale a relucir ni por asomo en los boletines emitidos por la Dirección Provincial de Salud Pública, cosa que nos preocupa.
La estela de muerte por COVID-19 ronda a múltiples comunidades, incluyendo a las más apartadas enclavadas en las montañas. Es evidente que las medidas preventivas se están desacatando, que se denuncian fiestas clandestinas, que tenemos actividades de juegos y francachelas en barrios y comunidades, mientras las autoridades se muestran permisivas. Esos son los factores que determinan el crecimiento vertiginoso de contagios en una provincia donde la autoridad parece que se fue de vacaciones.
Y aquí estamos, contando nuevas víctimas, nuevos contagios y con la vergüenza de encabezar la tasa de positividad más alta de todas las provincias del país.
Es por ello que exigimos cambiar de estrategia, tomar medidas más drásticas, poner freno a los dueños de centros de diversión, tomar el control de la ciudad,y aplicar con severidad las normas establecidas, ya que hasta ahora, de poco han servido las campañas de orientación en una población que se inclina más a la diversión que al cuidado y protección de la vida.
Hasta el boletín 440 del primero de junio, Salud Pública registró 57 fallecidos por coronavirus en esta provincia, y 20 días después en el boletín 460, del día 22, se informa de un acumulado de 61 personas fallecidas, mientras la población conoce de más de 12 decesos por COVID-19 en ese espacio de tiempo. Todo esto demuestra que hay una distancia abismal entre los datos oficiales y los reales que maneja el pueblo. De todo esto, lo único que deseamos es crear conciencia sobre lo que está ocurriendo, que tenemos los hospitales llenos de pacientes, que las Unidades de Cuidados Intensivos están en su nivel de ocupación más alto, al igual que la suma de contagios. De ahi la necesidad de respetar las normas dispuestas por las autoridades sanitarias, actuando con responsabilidad frente a lo que está pasando en la provincia Peravia.
¿REALIDAD O PERCEPCIÓN?
Editorial Peravia Noticias 24 junio 2021