Todos formamos parte del Estado. Unos con funciones distintas, pero con los mismos derechos, y la obligación de respetar -por igual- la Constitución y las leyes de la República.
No importa si estamos abajo con la simple condición de ciudadanos, o si por el contrario, nos han delegado para ocupar una elevada función en el Estado. Todos formamos parte del pueblo, y en una sociedad democrática -eso es y debe ser lo fundamental- para gobernar con equidad y justicia social.
Desde esa praxis conceptual, la sociedad tiene que evaluar el desempeño de quienes están al frente de las instituciones, asumiendo fiscalizar y supervisar a los funcionarios, conscientes de que somos dueños de la gran empresa que es el Estado.
Cuando los ciudadanos logremos entender que los funcionarios y autoridades son nuestros empleados y están obligados a rendir cuentas con transparencia, comenzaremos a transitar por caminos distintos. Saber en qué se invierten los recursos obtenidos con el pago de nuestros impuestos, conocer los informes de ejecución de las obras y proyectos que se levantan, apreciar los beneficios de una acción para superar necesidades acumuladas y ponderar los esfuerzos sostenidos para propiciar el desarrollo de nuestras comunidades, es el verdadero rol de los ciudadanos cuando adquieren madurez de conciencia. Escuchar que una mafia logró estafar al Estado dominicano con más de 20 mil millones de pesos, vendiendo a sobreprecio equipos y servicios a las Empresas Distribuidoras de Electricidad, es la confirmación de los bajos niveles de transparencia en la administración pública. Conocer que en las llamadas EDES se adquirían artículos hasta quintuplicados de precio, no es para sorprendernos.
La grata sorpresa es que se esté buscando hacer justicia, presentando por las vías legales las pruebas irrefutables del presunto desfalco contra el Estado dominicano.
Por lo que escuchamos, lo que se dice y se reproduce por todos los medios de comunicación, es que en manos de la Procuraduría General de la República existen más de 500 expedientes por corrupción administrativa, un volumen que desnuda la vocación corrupta de la clase política y que debe ser enfrentada con energía, porque a ese ritmo, actuando sin principios, sin ética ni moral, arrastraremos la nación hacia el fondo del abismo.
Ojalá que lo que se está haciendo se sostenga como norma permanente de la función pública, para que a nadie se le ocurra llevarse en los bolsillos los recursos nuestros. Eso y sólo eso , hará la diferencia.
VAMOS A CARGAR PAREJOS..!!
Editorial de Peravia Noticias viernes 25 junio 2021