Una de las desventajas que tenemos en la provincia Peravia es que muchos desconocemos el valor de los recursos que poseemos, que están a nuestro lado y no valoramos.
Y lo que es peor, esas riquezas naturales que pueden ser aprovechadas están mal administradas, como el caso de las dunas, donde a diario se presentan cientos de visitantes, incluyendo turistas extranjeros que en horas de la tarde de un día cualquiera se encuentran frente a la puerta de entrada -cerrada con candados.
Así ocurrió el pasado viernes, a las 4: 45 de la tarde, cuando un significativo grupo de personas procedentes de la ciudad de Higüey se encontraron con un guardaparque renuente a abrirles la puerta. Junto a ellos habían turistas de Centroamérica que luego de implorarles se vieron precisados a posponer la entrada hasta un próximo viaje a la provincia.
A todo esto, nos preguntamos, ¿cuál es el criterio con el cual se administra la reserva natural de las dunas? ¿Tendrán conocimiento los Ministerios de Medio Ambiente y de Turismo, de lo que está ocurriendo? La verdad es que todos esperamos la aprobación inmediata del permiso para que las dunas puedan ser manejadas con criterios diferentes, donde los visitantes puedan participar de actividades integrales, en horas adecuadas. Esa propuesta reposa en el ministerio de medio ambiente, y ha sido presentada por el Clúster Turístico y Productivo de Baní, provincia Peravia. Ojalá que pueda ser ponderada y aprobada, porque no se corresponde tener un patrimonio natural relegado a su mínima expresión, cuando se constituye en el principal elemento de atracción para la provincia Peravia. Saber que existe la disposición para relanzarlas y proyectarlas no sólo por su belleza sino por los niveles de gerencia, donde los ciudadanos cuenten con un espacio para realizar actividades recreativas, científicas y de otras índoles con el aval de un programa organizado cumpliendo con el compromiso de cuidar y proteger el medio ambiente. Y eso es lo que busca el Clúster.
Llegar hoy a las dunas de Las Calderas, es cruzar una puerta, siempre que sea antes de las 5:00 de la tarde, para no encontrarse con la tozudez de un guarda parque que no escucha ni ve ni entiende que muchos recorren hasta 300 kilómetros para ver de cerca esa maravilla de la naturaleza. Abogamos porque un día, con el buen manejo de Las Dunas, las actividades puedan prolongarse hasta las 6:30 de la tarde, cuando por lógica, es el momento ideal para desplazarse sin el calor asfixiante del sol abrazador que acaricia los enormes promontorios de arenas que muchos conocemos y admiramos. Mientras tanto, seguiremos observando lo que está ocurriendo porque las dunas son patrimonio del pueblo banilejo.