Podemos situar al Baní tradicional en cualquier etapa de la historia nacional, hasta llegar a la década de los años 70, cuando aún prevalecía el espíritu de familia que animaba a compartir las cargas habituales de la vida. Así enfrentábamos juntos y en armonía los casos más desafiantes que acontecían, bajo el impulso enaltecedor de la solidaridad.
Durante más de un siglo fuimos reconocidos por el ejemplo vivo de los hijos naturales de la Villa más aplaudida. Nos unimos para comprar los terrenos donde hoy habitamos, para hacer las primeras obras, para afianzar los valores culturales, siendo pioneros en organizar “convites“ para construir viviendas, limpiar parcelas y resolver problemas de forma colectiva. Es decir, sentíamos y vivíamos como una familia.
Por doquier corría la fama de un pueblo reconocido por la impronta de trabajo de su gente, dedicada mayormente a la producción agrícola y al comercio. Hasta hace poco nos reconocían por ser la cuna de grandes escritores, periodistas y poetas. Por la bien ganada fama de limpieza que se evidenciaba en cada uno de los hogares. Baní era grande, tan determinante en la cultura, el comercio y la política, que dimos cinco presidentes a la República.
Ese es el Baní que debemos levantar como ejemplo.
Por eso nos indignamos cuando individuos atentan contra el buen nombre de nuestro amado pueblo, cuando suenan por los medios de comunicación las acciones indignantes de personas que se constituyen en la antítesis de lo que realmente somos.
Por eso sostenemos que este pueblo es digno y decoroso. Curtido por el sol resplandeciente de la valentía de patriotas como Canela Mota y el insigne libertador de Cuba, el general Máximo Gómez, entre otros tantos próceres de incuestionable valía.
Por eso tenemos el desafío de gritarle al mundo que Baní jamás será el pueblo del “Caso de la matanza de Paya”, el de “los puntos de drogas donde asesinaron un coronel de la Policía Nacional”, o del “abusador que golpeó a una mujer”. Porque a pesar de todo, y por encima de todo, las pequeñas manchas nunca podrán ocultar los rayos del sol.
Baní atesora grandes valores, contamos con cientos de jóvenes emprendedores, profesionales, deportistas, artistas y creativos que elevan con orgullo los valores que heredamos.
Que quede claro, que lo sepan todos: Baní es un pueblo digno y nadie podrá manchar el buen nombre de nuestro pueblo.