A raíz del surgimiento de los medios de comunicación, la humanidad fue reconociendo su importancia como mecanismos de relevancia ante la necesidad de obtener y difundir información no sólo a la población, sino que además, en poco tiempo fueron asumidos como instrumentos de dominación social.
Es así como se llega a llamar “El cuarto poder” al ejercicio organizado de la prensa en sus diversas facetas, desde los medios impresos, pasando por los audiovisuales hasta los digitales. Es evidente el rol fundamental que juegan los hacedores de opinión en un mundo atestado de medios de comunicación que están al servicio del Estado, de emporios comerciales, y de grandes corporaciones transnacionales que trazan las pautas mediáticas.
Así, temas que interesan a las comunidades, son considerados irrelevantes y son excluidos de la agenda para dar paso a aquellos que son fabricados en laboratorios con el deliberado propósito de moldear la conciencia del público.
Obviamente esto es bien conocido, desde la época de “Concho primo” siempre ha sido lo mismo. Recordamos las artes y mecanismos utilizados por el líder reformista, doctor Joaquín Balaguer, el cual hacía correr -un rumor- para captar la atención de la población, logrando con esto, sacar o colocar temas de la palestra en atención a las prioridades de su gobierno.
Hasta finales de la época de los años noventa, en muchos países vivían expuestos a la burda manipulación de los medios convencionales de comunicación. Sin embargo, con sus ventajas y desventajas, como obsequio de la Era Digital, con la aparición de las redes sociales, pasamos a formar parte de un mundo globalizado capaz de presentar en tiempo real lo que ocurre en el más remoto lugar, dándonos la oportunidad de compartir noticias, intercambiar ideas, emprender proyectos, estudiar y realizar múltiples actividades, hasta propiciar la caída de imperios y gobiernos.
Es desde ese contexto multifacético, donde millones de personas en todo el mundo cargan instrumentos de comunicación que pueden manejar a su antojo, sin criterios éticos ni profesionales, que debemos abogar por la implementación de reglas claras y definidas, en términos legales, para normar la vida en la Era Digital, ya que cualquier ciudadano, por culpa de una acción mediática manipulada puede aparecer como villano en un momento determinado.
Sólo basta con salir por las redes sociales con una historia mal contada para ser desconsiderado moralmente. Tenemos miles de ejemplos. Entre tanto, lo más importante es actuar con prudencia, respetando las leyes y normas de convivencia, conforme a los principios de moralidad y decoro al que estamos llamados los seres humanos. En otras palabras, si usted no quiere hacerse viral por las redes sociales, simplemente, respete las reglas y sea decente, porque de lo contrario, su falta será aprovechada para alimentar el morbo de una sociedad manipulada.