Todo incumplimiento conlleva sanciones. El espíritu de las leyes obedece a ese principio asumido como mecanismo de control social para lograr una convivencia pacífica. Los ciudadanos en todas las sociedades reconocen el valor fundamental de las normativas jurídicas. En ese sentido, toda violación, desacato o acción contraria al propósito de garantizar los derechos civiles y políticos merecen el debido castigo, sobre todo, en aquellos casos donde los infractores actúan con premeditación, con la marcada intención de vulnerar las normas establecidas. De ahí el dicho “La ley es para cumplirla” y para esto contamos con un sistema de justicia.
El peor daño que se puede ocasionar al orden institucional es ignorar de forma deliberada las acciones malsanas cometidas por individuos que se mofan de estar protegidos. Casos hemos tenido en dónde forajidos han contado con padrinos revestidos de autoridad para obtener impunidad. Ojalá que en el caso de la depredación de las dunas no cuenten con la fortuna de quedar impunes. Por lo menos eso es lo que esperamos del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, ya que la promesa del ministro fue precisamente esa: “someter a la justicia a los implicados en las extracciones de arena de las dunas” por la violación flagrante de la Ley 64-00 sobre medio ambiente.
Sin embargo, sin ser pesimistas, estamos como Santo Tomás, esperando ver para creer, ya que el saqueo de la arena de las dunas no es cuestión de ayer. Llevamos años escuchando las denuncias de comunitarios y defensores del medio ambiente, aunque ahora tenemos la suerte de contar con medios de comunicación que se definen como guardianes y vigilantes del patrimonio nuestro. Y así estamos, atentos a lo que hará el ministro. Mientras tanto, en medio de la espera, observamos las grandes zanjas abiertas con palas mecánicas como muestra palpable del desastre. Y mientras incautan camiones y nos hablan de sanciones, el pueblo pregunta ¿quiénes son los depredadores? La gente quiere ver sus rostros, la empresa que representan y las autoridades que le servían como protectores para que ingresaran a las dunas. Ojalá que en los próximos días hayan respuestas a esas preguntas. Y es que hay un hecho que le ha dado la vuelta al mundo: La Reserva Científica de las dunas la están destruyendo, frente a las narices de las autoridades.
Ahora que el ministro de Medio Ambiente ha prometido sanciones, que al parecer existe voluntad para detener el crimen medioambiental, es el momento de pensar en el desarrollo y coordinación de un plan integral de preservación de las dunas. El plan existe, está en manos del ministro y esperamos su aprobación, porque las dunas no serán protegidas con medidas de relumbrón.