Exigir un depósito de dinero por adelantado, como anticipo para que un paciente sea aceptado en una clínica privada, más que un acto cruel e inhumano, se constituye en una aberración que debe ser rechazada por toda la población dominicana.
Escuchar los llantos desesperados de personas que llegan con sus amigos y familiares a las salas de emergencias para ser golpeados con el látigo de la indiferencia por médicos que están obligados a negarles el ingreso porque no cuentan con los miles de pesos que demandan los dueños de esos centros para brindar atención al paciente.
No importa que se encuentre en peligro de muerte, ya que si no depositan previamente, lo dejan morir sin ningún remordimiento de conciencia.
Esa es una de las situaciones más difíciles a las que estamos expuestos en la República Dominicana, ya que se trata de una acción injustificable y por demás, repudiable.
Son muchas las personas millonarias en dólares, que a altas horas de la madrugada son sorprendidas por accidentes cerebrovasculares, y pasan por momentos traumáticos por culpa de la indolencia de carniceros que se autoproclaman defensores de la vida. Ejemplos hay muchos. ¿Cómo es posible que en horas inoportunas exijan altas sumas de dinero, cuando se presume que la vida está primero? Es por esa interrogante que las autoridades del gobierno decidieron tomar el toro por los cuernos, creando una mesa de discusión en la que participan representantes de la Defensoría del Pueblo, de Pro-consumidor, de los Afiliados a la Seguridad Social y del Seguro Nacional de Salud.
A ese grupo, junto a la Superintendencia de Salud, le corresponderá diseñar la estrategia que pondrá fin a esa aberración. Y por supuesto, el pueblo debe levantarse en apoyo a las medidas que sean adoptadas para frenar la angurria y avaricia de las clínicas privadas.
Ya está bueno de abusos contra los ciudadanos. Es injusto que por culpa de esas odiosas imposiciones estemos perdiendo seres humanos que son llevados a las salas de emergencia y no reciben ningún tipo de tratamientos porque quienes lo llevaron salieron de sus respectivos hogares sin un centavo. Eso en un país civilizado debe ser cosa del pasado. Por eso saludamos el hecho de que se haya creado la mesa de diálogo con la encomienda de resolver el problema que se constituye en un pasaje hacia la muerte. Obviamente, estamos pendientes, porque esa sentencia de muerte no debe continuar.
De ahí que sea el Estado dominicano el que tenga en sus manos frenar a las clínicas privadas.
Exigir dinero por adelantado para ingresar de urgencia a un paciente que requiere atención merece el rechazo de todos los sectores sensatos de la nación.