La historia de los pueblos está llena de episodios heroicos y de hombres y mujeres que se constituyen en símbolos de integridad, solidaridad y vocación de servicio. Son esos, los que deben ser emulados y levantados como paradigmas en momentos en que crecen los antivalores que se anteponen a las bondades y costumbres que heredamos de nuestros antepasados. El pueblo banilejo jamás podrá echar en el olvido a los héroes anónimos que tejieron con el corazón del amor los lienzos inmaculados de la gratitud.
El pasado viernes, en un sencillo y significativo acto, el ayuntamiento municipal reconoció la trayectoria profesional, social y humana del extinto comerciante don Gregorio Pimentel Díaz (Gollito), un banilejo íntegro, altruista y apasionado del servicio. El reconocimiento consistió en develar el nombre del doctor Gregorio Pimentel Díaz, a la calle que pasa frente al parque de la urbanización Los Melones y que comienza en la calle 16 de Agosto, precisamente donde se desarrolló el acto. En el emotivo acto, el presidente del ayuntamiento, licenciado Leonidas Díaz, destacó la obra de bien social que puso en práctica don Gollito Pimentel, desde la farmacia Amistad, donde recibía con los brazos abiertos a todos los ciudadanos. Más que un simple farmacéutico, era considerado un científico de la salud que nunca dejó morir a una persona necesitada por falta de un medicamento. Se recuerda, además, que levantó una biblioteca con el nombre de José María Puello, a la que acudían decenas de jóvenes estudiantes de la época a nutrirse de conocimientos.
La iniciativa de reconocer a don Gregorio Pimentel, partió de la ex Regidora Mabel Castillo, quien durante la gestión de Nelson Camilo Landestoy, sometió un listado de personalidades ilustres cuyos nombres deberían ser asignados a calles de nuestra ciudad. Aunque la idea original de este proyecto del munícipe banilejo Alberto Guerrero. Saludamos la disposición de honrar a quienes sembraron en el terreno fértil de nuestro pueblo la semilla del progreso a partir del esfuerzo. Recordaremos siempre la calidad humana de don Gollito, el boticario, el doctor en farmacia, el que socorría a los necesitados y les fiaba los medicamentos a aquellos que tocaban la puerta de su farmacia, la que atinadamente colocó el nombre de Amistad.
Hoy, cuando la sociedad banileja va perdiendo su esencia, cuando la solidaridad y la vocación de servicio son prendas que se pierden en la arena de la angurria por el dinero, el ejemplo de vida del doctor Gregorio Pimentel Díaz, nos ilumina y anima a ser como él.