Para nadie es un secreto que en Baní estamos viviendo bajo el asedio de delincuentes que trastornan la paz y la convivencia. Y no es cosa de ahora. Eso ocurre desde hace tiempo. La violencia está imponiendo la cultura de la muerte, frente a una población que llora impotente la perdida de sus muertos.
La triste historia de nuestros barrios está escrita con sangre. Llevamos décadas denunciando hechos sangrientos, tragedias desgarradoras y víctimas ajenas a los acontecimientos violentos que se reproducen a diario en la mayoría de nuestros barrios. Recordamos que hace apenas unos años fuimos el centro de atención por la muerte violenta de un alto oficial de la Policía Nacional, en momentos en que se disponía a “supervisar” uno de los tantos puntos de drogas ubicados en la parte norte de esta ciudad. Y vemos asesinar a jóvenes, niños y ancianos en balaceras protagonizadas por elementos del bajo mundo que se disputan el control del territorio donde operan sus negocios ilícitos. Así fue como vándalos fuertemente armados se enfrentaron a tiros en el sector Los Barracones, asesinando a una envejeciente que se encontraba sentada en la galería de su residencia. Doña María Zoraida González, de 82 años, fue alcanzada por dos impactos de balas que le segaron la vida, en un hecho que ha consternado a toda la sociedad banileja. La muerte de María Zoraida, de manos de delincuentes que se han apoderado de Los Barracones, más allá del dolor y la indignación, desnuda la cruda realidad que nadie puede ocultar. La delincuencia tiene en zozobra a una población que luce desprotegida. Se recuerda que en esta ciudad son pocos los barrios que pueden ser visitados en horas de la noche por las balaceras constantes que se registran. A diario escuchamos las noticias de muertes y heridos a mano de sujetos del bajo mundo, que de paso, según el rumor público, están siendo protegidos por padrinos de altos rangos.
Ahora que murió María Zoraida González, también conocida como Doña Villa, la vecina del sector de Las 20 Casitas, demandamos una respuesta urgente del director general de la Policía Nacional, General Alberto Then, porque al parecer, la policía local está ocupada en otros menesteres como los denunciados por el doctor Juan Aybar.
Baní necesita un cambio radical en el modo de operar de las autoridades policiales. El pueblo bueno y trabajador no puede quedar en el pasado. Esta sociedad reclama acciones responsables para frenar la delincuencia en una ciudad que merece y exige seguridad. No es posible continuar perdiendo vidas inocentes en una orgía de sangre provocada por delincuentes que se creen dueños de nuestras calles.