Si comparamos el Estado con un hospital, es lógico imaginar, que tras las operaciones realizadas obtendremos los resultados del buen o mal desempeño de los cirujanos. Así lo podemos traspasar a cualquier ámbito de la vida social, política o profesional. En toda actividad humana lo que todos esperamos son los resultados.
Desde esa perspectiva, cuando miramos hacia la justicia como sistema institucional que debe cumplir con la misión de investigar casos específicos, donde individuos son señalados por la comisión de delitos penados por la ley, es de suponer que los ojos del pueblo se fijen en el juez y los miembros del Ministerio Público que tienen en sus manos la impartición de justicia.
Ese ha sido el mayor sueño del pueblo dominicano, atrapado en las garras de un entramado corrupto que ha sustraído los fondos públicos, menguando las posibilidades de desarrollo de la nación. Por esa razón, el pueblo acudió en masa a votar por Luis Abinader, con la intención de frenar el flagelo de la corrupción.
Fue así como aplaudimos la escogencia de la magistrada Miriam German y los demás miembros del alto tribunal de justicia, reconociendo los méritos acumulados a lo largo de sus respectivas trayectorias en el ámbito jurídico.
Sin embargo, a dos años de operaciones continuas y sucesivas, el pueblo sigue esperando los resultados porque hasta la fecha nadie ha sido condenado.
Obviamente, nos referimos a los acusados de la operación anti pulpo, de la operación Medusa, de la operación Coral y de otras intervenciones que creíamos podrían culminar en la operación Tiburón. Mientras tanto, parece que la acusación de sobre valuación de la construcción de la Nueva Victoria, llegó al final sin nada qué aclarar. Por igual el tema de Los Tucanos quedó en el pasado. Y aquí estamos como en un hospital de operación en operación, pero sin solución.
Lo más grave, es que a medida que pasan los años, es posible que los acusados sean declarados “santos” y los acusadores “villanos”. Porque en el país de la güira, la tambora y el acordeón, los acusados de corrupción pueden alegar retaliación, y como estamos en la antesala de un nuevo proceso electoral habrá que sopesar la conveniencia o no de seguir con el tema de la corrupción porque los que están sentados hoy en el banquillo de los acusados podrían terminar victimizados. Y todo por falta de resultados…