La historia de la humanidad registra las rutas migratorias que en principio fueron utilizadas por el hombre en busca de nuevos territorios. Desde la antigüedad se cuentan las grandes travesías que bajo el impulso de las necesidades fueron despertando el deseo de nuevas aventuras.
Los ejemplos sobran. Sin embargo, más allá de los visibles logros de quienes decidieron atravesar mares y océanos con la ilusión de cumplir sus sueños, en los últimos años se ha convertido en un negocio lucrativo, donde grupos de forajidos controlan la mayor parte de los territorios destinados al trasiego de personas de un lugar a otro.
Es obvio que la actividad se intensifica y acelera en países que comparten fronteras carentes de vigilancia y protección, con la aparente complicidad de las autoridades y malos ciudadanos que tiran por la borda los principios cívicos y morales. Son esos los que se dedican al traslado de indocumentados sin pensar en los daños que causan a la nación.
El tema de la migración es viejo, se conoce desde siempre, es un negocio que se mueve entre las sombras, y en el mismo participan cientos de personas, incluyendo padrinos poderosos. Lo que ayer formaba parte de una simple aventura, ha devenido en una oportunidad para cambiar de vida.
Por lo menos ese es el mensaje que vienen reproduciendo quienes se lucran del perverso negocio donde miles han perdido la vida.
Es desde esa perspectiva que sentimos preocupación por lo que está ocurriendo en nuestro municipio, donde los organizadores de viajes ilegales han montado campamento en este territorio, fomentando el trasiego de personas que caen en sus redes pagando altas sumas de dinero. Por culpa de esos viajes perdimos hace unos meses a doce banilejos en el Estado mejicano de Chiapas.
Y como si no bastaran las tragedias, en apenas días de ocurrido el suceso, conocimos de otros que fueron detenidos en el mismo espacio intentando cruzar hacia los Estados Unidos.
Sin embargo, esto no se detiene, prosiguen los viajes ilegales, y nuevamente estuvimos a punto de contar otra tragedia. Por suerte, nueve personas, todas de la provincia Peravia, salvaron la vida milagrosamente mientras eran trasladadas en el espacio cerrado de un camión, buscando alcanzar el sueño americano.
De ahí el llamado a las autoridades, para que asuman con rigor dar con los responsables de estas mafias, que se lucran a costa del sacrificio de los incautos ciudadanos.