El pueblo dominicano, con un arraigado fervor cristiano, celebra hoy el Día Nacional de la Biblia, reconociendo la dimensión de las Sagradas Escrituras como instrumento de formación ética, moral y espiritual que tiene la misión de edificar los valores que enaltecen al ser humano. Justo es recordar la iniciativa del reverendo Álvaro Vicioso, quien fuera pastor de la primera iglesia Evangélica Dominicana en San Pedro de Macorís, y que se desempeñó por espacio de 21 años como encargado de la Sociedad Bíblica Dominicana, y a quien le surgió la idea de que se legislara para que cada 27 de septiembre se celebrara el Día Nacional de la Biblia. La moción fue introducida al Congreso, siendo aprobada sin ninguna objeción, al tiempo que todos los legisladores se pusieron de pie para aprobar el proyecto de ley que colocaba a la República Dominicana como el único país en el mundo que establecía celebrar el día de la Biblia, hoy Ley 204-84. Luego se sumó Honduras, en el año 1987.
La Biblia es el libro más reproducido y leído de toda la historia de la humanidad, de acuerdo a los expertos. Durante todo el mes de septiembre se conmemora y celebra las Sagradas Escrituras conforme a la naturaleza de los creyentes. La iglesia Católica parte del día de San Gerónimo, el 30 de septiembre, por ser quien tradujo la Biblia al latín y dedicó gran parte de su vida a su estudio, de acuerdo a sus creencias.
En el caso de los evangélicos, esta conmemoración es debido a que el 26 de septiembre de 1569 se terminó de imprimir la primera Biblia traducida al español por Casiodoro de Reina, la que posteriormente fue revisada por Cipriano de Valera, que hoy conocemos como Reina Valera.
Es oportuno recordar que la Biblia fue escrita por unos 40 hombres en un periodo aproximado de 1600 años. El primer libro es el Génesis y el último es el Apocalipsis. Ha sido traducida a más de 2500 idiomas. La nación dominicana exhibe con orgullo el sagrado libro en el centro de nuestro escudo, abierto en el libro de los evangelios, coronado con las frases lapidarias: Dios, patria y libertad. Signos reverentes que resaltan la naturaleza cristiana del pueblo dominicano.