La revelación no es nueva, aunque de sólo escucharla nos afecta, ya que llevamos años ocupando lugares nada gratos en el renglón de muertes por accidentes de tránsito. Resulta verdaderamente indignante lo que observamos a diario por las calles. Pocos asumen con responsabilidad la tarea de ir al volante, conduciendo a alta velocidad, sin medir las consecuencias, y peor aún, violando la ley de tránsito frente a las narices de las autoridades.
Ahora que la Organización Mundial de la Salud acaba de revelar que la Republica Dominicana ocupa el quinto lugar en el mundo en cuanto a accidentes de tránsito se refiere, con la escalofriante cifra de 34.6 fallecidos por cada 100 mil habitantes, es tiempo de preguntarnos, ¿Qué está haciendo el Estado para prevenir accidentes?
Es evidente que no contamos con programas de prevención, y si existen están engavetados.
Sin embargo, lo más preocupante es que esos accidentes en carreteras dejan cada año el trágico balance de 4 mil muertes que bien pudieron evitarse con acciones tan sencillas como señalizar las vías y hacer cumplir las normas establecidas.
Esos accidentes representan para el Estado una erogación de 3 mil millones de pesos, equivalentes al 2.5 por ciento del Producto Bruto Interno local, tal como lo informara el ministro de obras públicas, Deligne Ascención.
Obviamente, según datos suministrados por el Instituto de Tránsito y Transporte Terrestre, el 73 por ciento de los fallecidos son motoristas. Es a partir de esa realidad que el Ministerio de Obras Públicas se dispone a ejecutar un plan de inversión que busca elevar, en al menos un 60 por ciento el nivel de seguridad en las carreteras del país con el objetivo de revertir un problema que se ha convertido en la principal causa de muerte en la población dominicana. Desmontar los índices de mortalidad conlleva actuar con responsabilidad, cumpliendo con la ley de tránsito, y en el caso de motoristas, llevando el casco protector, respetando los semáforos y conduciendo con prudencia. Es deplorable ver las escenas que reproducen decenas de mozalbetes calibrando sus motocicletas en una sola rueda, aterrorizando a todo el que se encuentran por las calles. Otros se dedican a las famosas carreras haciendo piruetas, sin que exista un régimen de consecuencias. Esto, junto al ruido progresivo y al descuido de las autoridades, han convertido en un infierno la vida en las ciudades de la República Dominicana.
Ojalá que el plan dispuesto por el Ministerio de Obras Públicas sea el comienzo de las acciones preventivas orientadas a salvar vidas. Es sumamente lamentable que estemos perdiendo cada año miles de jóvenes en accidentes de tránsito. ¡Vamos a evitarlos!