El disturbio tropical llegó de repente para trastornar la vida de la gente. Y además de la estela de muerte, causó daños en la mayoría de las provincias que fueron afectadas por inundaciones y crecidas de ríos, arroyos y cañadas. El balance preliminar es alarmante. Según los funcionarios del Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados INAPA, 55 acueductos se encuentran fuera de servicio, lo que hasta el momento tiene a 779 mil personas sin agua. Entre las 16 provincias que presentan problemas en sus respectivos acueductos, figuran Azua, Peravia, San José de Ocoa, San Juan, Barahona, entre otras.
Obviamente, las inundaciones conllevan daños a la agricultura, donde se estiman pérdidas ascendentes a 4 mil millones de pesos. De ahí la necesidad urgente de ir en auxilio de los productores nacionales. Ni hablar de los graves daños que se registraron en puentes y carreteras, dejando a varias comunidades incomunicadas. Ese es el panorama que se percibe en la actualidad y que tendrá implicaciones directas en la población, sobre todo en la alimentación, porque la mayoría de los productos agrícolas no llegarán a los mercados. La verdad es que son muchos los daños, por lo que no podemos ignorar los centenares de vehículos que fueron arrastrados por las calles de la ciudad capital y del Gran Santo Domingo.
Hasta el sistema educativo resultó afectado por los daños causados a las infraestructuras escolares. En ese sentido, entendemos la necesidad de escuchar los reclamos de la Asociación Dominicana de Profesores ADP, entidad que plantea la intervención urgente de escuelas, así como redefinir prioridades de gastos del 4 por ciento.
El balance conlleva a pensar en el esfuerzo extraordinario que debe hacer el gobierno para que el país retorne a la normalidad, asumiendo reconstruir el país, reconociendo que permanecerán por siempre las cicatrices dejadas en el cuerpo de un pueblo que nunca olvidará las horas de angustia y desesperación vividas tras el colapso de una pared en el desnivel de la 27 de febrero, donde fallecieron nueve personas. La suma escalofriante de fallecidos sobrepasaba los 25, mientras que otros continúan desaparecidos.
Finalmente, la tragedia conlleva a evaluar la importancia de crear mecanismos de gestión de riesgos y mitigación de desastres naturales. La República Dominicana está ubicada en la ruta de los huracanes y eso es más que suficiente para prepararnos de manera consciente y responsable.
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𝐏𝐞𝐫𝐚𝐯𝐢𝐚, 𝐑.𝐃. 𝐔𝐧 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐥𝐢𝐜𝐭𝐨 𝐫𝐞𝐥𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐝𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐞𝐥 𝐜𝐚𝐫𝐫𝐨 𝐟𝐮́𝐧𝐞𝐛𝐫𝐞 𝐝𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐢𝐜𝐢𝐩𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐍𝐢𝐳𝐚𝐨 𝐡𝐚 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐧𝐜𝐚𝐝𝐞𝐧𝐚𝐝𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐥𝐢𝐭𝐢𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐬𝐮𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐝𝐢𝐟𝐚𝐦𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐞𝐧 𝐩𝐞𝐫𝐣𝐮𝐢𝐜𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐩𝐞𝐫𝐢𝐨𝐝𝐢𝐬𝐭𝐚