La población dominicana ha esperado por más de medio siglo la solución definitiva del déficit de energía. Por más de cinco décadas venimos sufriendo el castigo de los apagones, atribuidos a múltiples factores, entre estos, el crecimiento poblacional que implica mayores niveles de consumo de electricidad, así como la incapacidad del Estado para suplir esa demanda. De ahí los famosos contratos considerados leoninos con empresas generadoras que cobran aún estando fuera de servicio. La realidad es que el pueblo ha pagado miles de millones de dólares para, supuestamente acabar con los tediosos y bochornosos apagones. Desde inversiones cuantiosas para aumentar la capacidad productiva, subvenciones onerosas y gastos excesivos en reparación de redes de distribución, los esfuerzos han resultado infructuosos. Los apagones siguen sin solución. Recordamos que el doctor Leonel Fernández, en sus primeros años de gobierno vendió el sueño de la descentralización y capitalización de las empresas del Estado bajo la premisa de que el sector privado tenía mayor capacidad de gerencia, eficiencia y transparencia en la administración y generación de riquezas. Así surgieron las empresas distribuidoras de energía eléctrica, con la encomienda de crear las condiciones óptimas para superar las debilidades encontradas. Las llamadas Edes suplantaron la vieja Corporación Dominicana de Electricidad, llevan varias décadas cobrando, estafando y castigando al pueblo con apagones y altas facturaciones. Es precisamente a ese pueblo, que el presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad, don Celso Marranzini, le ha pedido tener paciencia ante los apagones, ya que según él, estos seguirán generándose en el país. El “gurú de la gerencia moderna” atribuye la causa de los apagones al “intenso calor” y, según sus palabras, el sistema eléctrico no está preparado para la demanda que está realizando la población. A seguidas argumentó que en la actualidad contamos con sub estaciones eléctricas que datan de 1970, por lo que están deficientes y obsoletas. Entonces, para qué fueron creadas las Edes? Cuál ha sido el enfoque de su inversión? En qué se ha beneficiada la población? Ahora don Celso, El Gurú, tiene otro plan de modernización del sistema eléctrico con el objetivo de reducir pérdidas, crear infraestructuras modernas y garantizar una gestión transparente y eficiente. Ojalá que en el susodicho plan no se contemple entregar las acciones que corresponden al Estado dominicano para que esos monopolios sean propiedad exclusiva del autoproclamado eficiente sector privado.
¡Que Dios nos alcance confesados!