𝐏𝐞𝐫𝐚𝐯𝐢𝐚, 𝐑.𝐃.
𝐋𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐝𝐞𝐛𝐞𝐫𝐢́𝐚 𝐬𝐞𝐫 𝐮𝐧 𝐜𝐚𝐮𝐜𝐞 𝐝𝐞 𝐯𝐢𝐝𝐚, 𝐡𝐨𝐲 𝐦𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐡𝐮𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐟𝐮𝐧𝐝𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐮𝐢𝐝𝐨. 𝐀 𝐩𝐞𝐬𝐚𝐫 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐜𝐥𝐚𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐝𝐢𝐫𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐩𝐫𝐨𝐯𝐢𝐧𝐜𝐢𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐌𝐞𝐝𝐢𝐨 𝐀𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞, 𝐅𝐫𝐞𝐝𝐝𝐲 𝐌𝐨𝐧𝐭𝐞𝐫𝐨, 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐚𝐬𝐞𝐠𝐮𝐫𝐨́ 𝐫𝐞𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐚 𝐞𝐱𝐭𝐫𝐚𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐭𝐞𝐫𝐢𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐫𝐢́𝐨 𝐍𝐢𝐳𝐚𝐨 𝐡𝐚 𝐝𝐢𝐬𝐦𝐢𝐧𝐮𝐢𝐝𝐨, 𝐥𝐚 𝐫𝐞𝐚𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐚𝐝𝐢𝐜𝐞 𝐬𝐮𝐬 𝐩𝐚𝐥𝐚𝐛𝐫𝐚𝐬.
Se recuerda que Montero explicó que desde que asumió su cargo elaboró un informe que fue entregado a las autoridades correspondientes, y que desde entonces la extracción había disminuido. Sin embargo, las imágenes captadas en el terreno reflejan otro panorama.
Un equipo de Peravia Noticias recorrió el afluente entre las comunidades de Roblegal y Las Barias, y lo observado fue preocupante.
En Las Barias, el río se encuentra completamente seco en varios tramos, a escasos metros de la carretera. Las señales de una extracción desmedida siguen latentes en el terreno.
Por su parte, en la zona de Roblegal, se observaron charcos profundos de agua superficial formados como consecuencia de las excavaciones. Estos espacios, aunque son producto del daño ambiental, han comenzado a ser utilizados por personas como área de recreación, en una muestra clara de cómo la comunidad se adapta a la realidad del río que una vez fluyó con fuerza.
A todo esto, se suma la presencia de camiones y equipos pesados operando en las orillas, lo que evidencia que la práctica continúa, a pesar de los señalamientos y compromisos públicos.
Aunque esta situación se arrastra desde hace años, todo indica que su fin aún está lejos. Mientras tanto, el río Nizao sigue siendo víctima de una actividad que lo desangra poco a poco.
¿Hasta cuándo?
El llamado es urgente: no bastan informes ni declaraciones. Se necesitan acciones reales, visibles y sostenidas. Porque lo que está en juego no es solo el cauce de un río, sino el equilibrio ambiental, el sustento de comunidades y la dignidad de nuestra tierra.