La sabiduría popular proclama con expresiones llanas: “El que no llora, no consigue nada”. Una sentencia que busca despertar el espíritu de lucha, generando la acción motivadora que permita impulsarnos hacia nuevas conquistas. Así ocurre en muchas comunidades donde pocos asumen exigir soluciones a los males que confrontan, y languidecen junto a quienes sólo defienden sus intereses.
El que no llora se queda sin nada, porque se condena a sí mismo a sufrir en medio del olvido, pasando inadvertido frente a quienes tienen en sus manos el remedio para sus males.Aquí está más que demostrado que el que no llora no consigue nada. Para muestra, un ejemplo: El presidente Danilo Medina hizo una visita “sorpresa” a los productores de Iguana y Valdesia, luego de que éstos decidieron ocupar las oficinas de la presa.
Pero igual sucedió en la comunidad San José, de Arroyo Hondo, donde después de una manifestación donde paralizaron el tránsito con una masiva presencia de mujeres, hombres, niños y hasta envejecientes, llegó de sorpresa el presidente. Estas pudieran ser simples coincidencias, pero en donde los comunitarios han levantado la bandera de la lucha en reclamo de la atención del Estado, es donde hasta ahora el presidente ha llegado.
Saludamos las visitas sorpresas, saludamos los frutos que generan y abogamos porque el presidente decida sorprendernos en la ciudad para que escuche los gritos desesperados de quienes clamamos a todo pulmón porque se construya la avenida de circunvalación, la ciudad universitaria, el sistema de drenaje y alcantarillado pluvial, y un rosario de obras que no esperan más. Ojalá nos sorprenda en la ciudad señor presidente.