TOA BAJA, Puerto Rico. Arden Dragoni y su familia perdieron todo cuando el huracán María devastó Puerto Rico el mes pasado. Sólo algunas paredes de su casa de madera siguen en pie. Su ropa, muebles, otros bienes del hogar y su viejo automóvil están en ruinas.
Dragoni, su esposa Sindy, sus tres hijos y su perro Max viven ahora en un albergue establecido dentro de una escuela en este pueblo en la costa norte de Puerto Rico. Él mantenía a su familia como trabajador de la construcción, pero su empleador cerró el negocio, por lo que Dragoni se quedó sin una fuente de ingresos.
Están entre las más de 5.000 personas que perdieron sus viviendas y ahora viven en albergues temporales en toda la isla, en áreas que en su mayor parte siguen sin electricidad y agua tres semanas después del paso de la tormenta.
La mayoría de la gente que está en los albergues perdió su vivienda por inundaciones, que fueron especialmente intensas en comunidades tales como Toa Baja, al oeste de San Juan. Las casas y los apartamentos se llenaron de aguas turbias, las cuales se llevaron los electrodomésticos y destruyeron todo lo que había en el interior.
En la escuela Ernestina Bracero Pérez en Toa Baja hay 73 personas de todas las edades que duermen en los salones de clase, se bañan con agua de lluvia y pasan el tiempo en el patio.
La familia de Dragoni comparte espacio con otra familia en un salón de clases en la escuela.
La pareja llevó a su hijo Ian al hospital después de que le salió una ampolla detrás de la oreja, ya que el agua contaminada ha estado provocando enfermedades en algunas personas, pero el doctor lo diagnosticó como un salpullido común.
Agustina Lugo, una anciana de salud delicada, también se refugió en la escuela después de que la tormenta del 20 de septiembre inundó su casa. Dijo que no había tenido contacto con sus parientes hasta que una sobrina la localizó recientemente.
Las autoridades escolares dicen que la escuela no puede reabrir hasta que las víctimas desplazadas por las inundaciones puedan retirarse de ella. Las autoridades locales intentan hallarles un nuevo albergue en el poblado.