El progreso de los pueblos no sólo descansa en sus riquezas naturales, en las múltiples empresas y en proyectos de desarrollo asentados en su territorio. Contamos cientos de ejemplos de comunidades pobres, que exhiben obras millonarias, que generan empleos y tienen que buscar fuera del área, un personal técnico calificado para el trabajo. Es decir, además de las grandes inversiones en proyectos productivos, los pueblos requieren contar con los recursos humanos preparados para ocupar los espacios de trabajo.
En los últimos años, la provincia Peravia ha perdido miles de empleos por el descalabro de la Zona Franca, y han cerrado empresas y negocios que brindaban oportunidades laborales a decenas de jóvenes. Sin embargo, no se observa la respuesta del Estado para crear nuevas fuentes de trabajo en la provincia Peravia.
Perdimos la zona franca, y con ella la fuente de ingresos que sustentaba a cientos de familias. Ahora escuchamos las demandas para que se abran las puertas de la planta termoeléctrica de Punta Catalina a los obreros de las comunidades vecinas, bajo el argumento de que se está nombrando a personas que no son de la zona. De ahí nuestra preocupación, ya que toda empresa, pública o privada, debe tomar en cuenta a los más cercanos, a los que estando aptos para el trabajo se muestran interesados. Obviamente, los pueblos tienen que invertir en la formación de sus recursos humanos, contar con mano de obra calificada, aprovechar las oportunidades que ofrecen las empresas, y estar en capacidad de competencia para el trabajo especializado. Sólo así se genera el progreso y el bienestar de los pueblos, y para ello debemos estar preparados.