Son temas recurrentes que llegan a los medios de comunicación para llamar la atención, son abordados a partir de situaciones de violencia que generan episodios desgarradores donde las víctimas son abandonadas a su suerte, sin la protección del Estado. Desde hace décadas venimos abogando por la implementación de un programa de prevención y orientación dirigido a proteger la vida de mujeres y niños que pasan por momentos difíciles, cargando las secuelas de traumas psicológicos -que de no ser tratados por especialistas- pudieran degenerar en males peores.
Así conocimos y asumimos como necesario el proyecto de abrir en cada provincia las Casas de Acogida, como espacios de referencia para recibir a las víctimas directas de abusos, tanto físicos como psicológicos. Y más allá, estaríamos en capacidad de brindar atención a los niños y niñas que son lacerados por tragedias que envuelven a sus padres. Hoy la sociedad dominicana está alarmada por los casos de feminicidios que terminan con el suicidio del victimario, quedando miles de niños rayando en el abandono, como puntos olvidados de una sociedad que no puede continuar de espaldas a esta realidad.
De ahí que reclamamos de las autoridades, de los funcionarios del Poder Judicial, de los alcaldes y directores de instituciones que manejan el tema de la mujer y la niñez, para que pasemos del discurso a la acción, abriendo estos espacios para mitigar el dolor de muchas familias que hoy pasan frente a nosotros arrastrando la pesada cadena de la frustración. Y es que en Baní, el tema de las casas de acogida ha sido conocido, analizado y debatido. Lo ha presentado la magistrada Cecilia Báez, lo conoce el Ministerio de la Mujer, el Ayuntamiento y la Gobernación Provincial, así como personalidades que han mostrado el interés por colaborar.
Entonces, por qué seguir postergando este proyecto, cuando las víctimas de violencia y delincuencia crecen vertiginosamente en la sociedad? Es tiempo de abrir en Baní las Casas de Acogida, por amor a la vida, y sobre todo, para aportar a la sociedad, individuos que hayan superado los traumas psicológicos causados por la violencia, la delincuencia y la criminalidad.