Noviembre es un mes que nos invita a reflexionar sobre la familia, entendiendo los oscuros nubarrones que se ciernen sobre el núcleo más importante de la sociedad. Y es que la familia es constantemente amenazada por flagelos sociales, por la corrupción y los antivalores que se reproducen a todos los niveles, y por la falta de políticas públicas que permitan reorientarla por sendas de prosperidad.
El cuadro es desalentador, ya que todo apunta a continuar el modelo degradante que reproduce la marginación y desintegración familiar. Sólo bastaría con acercarnos a las unidades de atención a las víctimas de abusos en cualquiera de las fiscalías del país, donde los signos de violencia intrafamiliar se registran de manera alarmante. Los maltratos físicos y psicológicos están a la orden del día, crecen las denuncias y, por desgracia, acudimos a diario a las macabras escenas de feminicidios donde los victimarios optan por el suicidio.
Lo que estamos viviendo es preocupante, por las actitudes violentas e irracionales de individuos que arremeten contra sus parejas de forma salvaje hasta causarle la muerte. De ahí el llamado de los líderes religiosos, de las autoridades y representantes de instituciones comprometidas con desmontar los signos de violencia y criminalidad en nuestra sociedad, para crear conciencia sobre la importancia de preservar el núcleo familiar, elevando los valores morales y principios cristianos como la vía idónea para sanear el entorno social.
Mañana, cuando celebramos el Día de la No Violencia Contra la Mujer, es la mejor oportunidad para abogar por que desde el Estado se implemente un Programa Nacional pro Familia Sana, desde el cual se investigue, monitoree, oriente y vigile el escenario social, con la finalidad de eliminar todo aquello que contamine y atente contra la unidad familiar, comenzando por los medios de comunicación, impidiendo las vulgaridades verbales y las escenas que alientan el desenfreno sexual, la falta de civismo y la violencia.
Además, otras de las cosas que no deben esperar, es el fomento de la cultura popular, estimulando las bellas Artes, el deporte y las actividades sanas. La tarea no es difícil, pero debe comenzar hoy y no mañana.