En los llamados países en desarrollo, donde obviamente, por la ausencia de políticas sociales orientadas a transformar las condiciones de marginalidad, los gobiernos deben disponer de fondos especiales para emprender programas que permitan frenar las situaciones que se desbordan, es natural escuchar el tema de las famosas campañas. Así se habla de campañas masivas de vacunación, como evidencia de la falta de programas que garanticen la efectiva y permanente entrega de biológicos a los centros de atención.
Por igual ocurre con los “operativos” que son montados en instituciones que admiten haber fracasado en el cumplimiento de determinadas funciones. Por doquier nos tropezamos con operativos médicos, de recogida de basura, de seguridad vial y de patrullaje policial. En la República Dominicana es común hablar de operativos, por cualquier circunstancia o motivos. Sin embargo, lo que más requerimos, y necesitamos es el operativo o campaña de orientación ciudadana, para buscar crear conciencia sobre los efectos nocivos causados por las acciones malsanas -que llevamos a cabo- o dejamos de hacer los ciudadanos.
Para citar un ejemplo, si todos dejáramos el mal hábito de ensuciar la ciudad, desaparecerían los operativos de limpieza y sólo bastaría con recolectar los deshechos de manera normal. Y así podemos señalar miles de ejemplos.
Los ciudadanos nos estamos acomodando a la cultura de actuar frente al caos. De ahí el tema de los operativos. Y pasan años sin dar mantenimiento a las calles y vienen los operativos de bacheos generalizados. Nadie presta atención a las denuncias de atracos y asaltos que ocurren a diario para luego disponer de miles de agentes en operativos millonarios. Es el círculo del subdesarrollo que nos está impidiendo salir del charco.
Mientras tanto, reiteramos que el más efectivo y necesario operativo que estamos esperando es el que organice el Estado, asumiendo cambiar la mentalidad de los ciudadanos, invirtiendo en educación en valores sanos, para alcanzar la convivencia social que nos permita superar la condición de marginados.