Así está la provincia Peravia, viviendo bajo el asedio de los depredadores de los recursos naturales, lidiando con las apetencias de empresarios que buscan servirse con la cuchara grande, saqueando y destruyendo el patrimonio natural que nos pertenece. Son esos los que están acabando con el río Nizao, instalando granceras en su cauce.
Sólo basta observar las hileras de camiones volquetas que se desplazan por todo el territorio nacional arrastrando agua como evidencia de que salen del mismo lecho del río, pero más adelante, atendiendo a una disposición del ministerio de Medio Ambiente, se asentaron en la comunidad de Galeón, donde dieron riendas sueltas a la más espantosa depredación.
Ese ha sido el principal factor de las conocidas inundaciones que han devastado a las comunidades del Cañafistol y Villa Sombrero, donde los arroyos Virreina y Bahía se han convertido en un peligro inminente para los habitantes de la zona. Y todo, después que permitieron instalar esas granceras.
Por igual se han ensañado contra nuestras montañas, procurando desmontarlas, sacando sus piedras y materiales rocosos. Sin obviar los cortes de maderas que se registran en las zonas montañosas.
Es a partir de esa realidad que vemos mermar los caudales de agua, que tenemos ríos y arroyos con pedregales en su cauce sin que corra una gota de agua, y hasta el emblemático Cucurucho, o cerro de Peravia, se encuentra bajo amenaza.
Y con todo esto, ahora nos sorprenden las pretensiones de instalar otra grancera en la zona de Galeón, donde las fosas y cavernas son las evidencias del grado de destrucción al que han sido sometidos los terrenos de esa demarcación.
ahí que otra grancera no puede ser permitida. Es un llamado a los regidores del ayuntamiento, a las autoridades del ministerio de Medio Ambiente y a los propios comunitarios, ya que no se pueden tolerar más daños medioambientales en esta provincia Peravia.
UNA PROVINCIA ASEDIADA…
Editorial de Peravia Noticias, viernes 04 junio 2021