Los seres humanos vivimos expuestos al peligro de perecer por las acciones de individuos que no están actos para vivir en sociedad. Son esos los que alteran la convivencia, atentando contra la paz y el sosiego de vecindarios que se desenvolvían de manera apacible. Baní no escapa a esa realidad. Venimos sufriendo la desgracia de contar con miles de mozalbetes que a bordo de motocicletas se dedican a hacer piruetas, acelerando de forma temeraria en una rueda, trepando por las aceras y causando daños irreparables.
Así hemos perdido grandes profesionales, médicos, deportistas y jóvenes de provecho que han sido envestidos por desaprensivos sobre ruedas, que sin criterios de razonamiento, atropellan a las personas sobre las aceras.
Lo peor es que esos engendros de la muerte, una vez son llevados ante los tribunales, son favorecidos con sentencias tipificadas como accidentes de tránsito, cuando en realidad deben ser sentenciados como criminales.
Y es que no podemos hablar de accidentes cuando se trata de deslizamientos en motocicletas donde los conductores pierden el equilibrio corriendo en una rueda.
Eso no debe ser considerado accidente, es un acto salvaje que debe ser tratado como un crimen provocado. Todo hecho ilegal que pueda causar la muerte a personas y daños considerables a la propiedad privada, conlleva sanciones graves.
Sin embargo, cuando se trata de muertes causadas en vehículos de motor, cae en el renglón de accidente. Es desde esa perspectiva que familiares de la señora Yolanda Arias, quien falleció el 22 de diciembre del año 2021, claman por justicia, ya que alegan que el joven Odalis Villar, se trasladaba en un motor a alta velocidad por la comunidad de Las Tablas, cuando impactó a la señora causándole la muerte. Sin embargo, al tribunal conocer el caso, le fue dictada prisión domiciliaria, decisión que ha molestado a los familiares de la víctima, asegurando que ese no era el castigo que merecía, ya que por esa sentencia benigna, este continuará conduciendo a alta velocidad, llevándose a su paso a otras personas.
La conclusión es obvia. Los delincuentes y desaprensivos andan sobre ruedas causando daños a quienes encuentran por las calles, y hay que denunciarlos. No es una acción inocente pretender correr en motocicleta a alta velocidad y en una rueda. Quienes se trepan en las aceras y causan daños a las personas deben ser considerados asesinos peligrosos. Sin embargo, esto se reconoce cuando se toca a uno de nosotros.