El pollo es considerado como uno de los principales productos de la canasta familiar. Su consumo masivo le sitúa entre las primeras opciones de los consumidores, llegando a considerarse como parte fundamental de la llamada “bandera nacional”.
De ahí la necesidad de mantener su producción conforme a la demanda de la población. Eso lo está garantizando el gobierno, a pesar de los sospechosos aumentos de precios que se registran en diferentes provincias del país.
De igual forma, en medio de la turbulencia, se escuchan discursos políticos que alientan a continuar el curso especulativo. En ese sentido, el director de Pro Consumidor, Eddy Alcántara, llegó a aclarar que la carne de pollo nunca se ha vendido a cien pesos, como publicaron recientemente algunos medios de comunicación. Entonces, existe la marcada intención de propiciar la especulación.
La situación es clara: ni siquiera en la etapa crucial de la pandemia del coronavirus la carne de pollo llegó a cotizarse a ese precio.
Por eso, llama la atención que en muchos establecimientos ofrecen la libra a diferentes precios. Obviamente, en la mayoría de los supermercados se está ofertando a 74 pesos, con requisitos de calidad, peso y empaque individual. Esos mismos centros comerciales ofrecen la libra de pollo por piezas, a 55 y 60 pesos.
Lo raro, extraño y que merece ser investigado es el hecho de que en colmados, polleras y mercados estén vendiendo el pollo más caro que en los supermercados.
Según Pro Consumidor no hay razón para la especulación. Entonces, es pertinente mantener la vigilancia para garantizar el control, no sólo de la carne de pollo, sino que además, es preciso vigilar otros productos de la canasta familiar que por igual son sacudidos por la especulación. A todo esto, es de gran preocupación que observemos las fragilidades que asechan el mercado, siendo los consumidores los grandes afectados, aunque la especulación sea auspiciada con fines inconfesables.
Si los productores de pollo no han reportado escasez, y el gobierno garantiza el abastecimiento, a pesar de los nocivos efectos causados por la guerra entre Rusia y Ucrania, entonces tenemos derecho a pensar que alguien está detrás motivando a especular. Por eso el llamado al gobierno para que duerma con los ojos abiertos.