Todo lo que atente contra la vida humana debe ser rechazado. El Estado está llamado a garantizar la seguridad de los ciudadanos, articulando políticas de prevención y persecución de los delitos que se constituyen en riesgos para la población.
Sin embargo, es altamente peligroso que entre las modalidades de hechos delictivos se encuentre uno que puede ser definido como un acto de terrorismo.
Y es que de sólo pensar en las miles de muertes que puede causar es suficiente para emitir una condena ejemplar. Se trata de los responsables del negocio de medicamentos falsificados, una banda de delincuentes organizados que viene operando en la República Dominicana, causando estragos.
Ahora que despertamos con la noticia del decomiso de más de un millón de pastillas falsificadas para controlar la presión sanguínea y el dolor, se hace necesario demandar castigo para los responsables del entramado criminal que se dedica a esta abominable acción.
Adulterar y falsificar medicinas es un vil atentado contra la vida, y como tal debe ser castigado.
Es por ello que nos sumamos a las voces que se han levantado en reclamo de que los culpables sean identificados, detenidos y acusados ante la justicia para que reciban el castigo que demanda la sociedad. Está bueno ya de escuchar por los medios de comunicación el desmantelamiento y decomiso de equipos utilizados por forajidos que luego se pasean por las calles sin recibir castigo.
Obviamente, el látigo de la justicia debe alcanzar a las redes delictivas que abarcan a quienes la falsifican y la comercializan, y más allá a quienes encubren y se lucran de las bandas mafiosas que se dedican a ese ilícito negocio.
El decomiso de los medicamentos falsificados para la presión se produjo en varias provincias del país, y se conoce del desmantelamiento de otros laboratorios para la falsificación de fármacos similares. Una acción que delata la magnitud de un problema que amenaza a todo el sistema de salud, así como también a la economía y el derecho a una vida digna.
Ojalá que las autoridades competentes actúen de manera urgente, dando con los delincuentes responsables de un negocio que se desplaza entre las sombras para destruir la vida de las personas, porque consumir un medicamento que no tendrá ningún efecto en el ser humano, es un pasaje hacia la muerte. Y más que un engaño debe ser considerado como un acto criminal y salvaje que debe ser castigado con la pena máxima.
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𝐏𝐞𝐫𝐚𝐯𝐢𝐚, 𝐑.𝐃. 𝐂𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐩𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐚𝐮𝐭𝐨𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐞𝐝𝐮𝐜𝐚𝐭𝐢𝐯𝐚𝐬, 𝐥𝐞𝐠𝐢𝐬𝐥𝐚𝐭𝐢𝐯𝐚𝐬 𝐲 𝐜𝐨𝐦𝐮𝐧𝐢𝐭𝐚𝐫𝐢𝐚𝐬, 𝐞𝐥 𝐋𝐢𝐜𝐞𝐨 𝐝𝐞 𝐄𝐝𝐮𝐜𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐒𝐞𝐜𝐮𝐧𝐝𝐚𝐫𝐢𝐚 𝐅𝐫𝐚𝐧𝐜𝐢𝐬𝐜𝐨 𝐆𝐫𝐞𝐠𝐨𝐫𝐢𝐨 𝐁𝐢𝐥𝐥𝐢𝐧𝐢, 𝐞𝐧 𝐬𝐮 𝐭𝐚𝐧𝐝𝐚 𝐯𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐭𝐢𝐧𝐚, 𝐜𝐞𝐥𝐞𝐛𝐫𝐨́ 𝐞𝐥