La sociedad dominicana reaccionó horrorizada con la noticia del asesinato de un hacendado y dos de sus empleados, en un hecho sangriento ocurrido en Estero Hondo de Puerto Plata. El nefasto acontecimiento se produjo en momentos en que miles de ciudadanos vienen demandando medidas urgentes para frenar la migración ilegal que crece aceleradamente ante la indiferencia de las autoridades competentes. Obviamente, aunque se considere un caso aislado, presuntamente cometido por un nacional haitiano, lo cierto es que las tres víctimas fueron degolladas y sus cuerpos mutilados. Se trata del señor José Soto Corniel, de 70 años, su empleado Gilberto Basilio Toribio, de 60 y Arelis Ovalles Ureña, de 63. Según todo parece indicar, el asesinato fue perpetrado por el ordeñador de la finca, quien según los informes huyó del lugar tras haber sustraído una escopeta y una pistola, así como también con el dinero correspondiente al pago de la quincena de la leche del negocio ganadero. A todo esto, la indignación se ha apoderado de la población puertoplateña que al conocer la noticia salió en turbas a incendiar las viviendas de las familias haitianas residentes en el poblado de Estero Hondo. Hace casi una década ocurrió otro crimen similar donde un nacional haitiano asesinó y arrojó a una cisterna a una pareja de esposos. En esta ocasión, el hacendado asesinado era tío paterno del ex ministro de las Fuerzas Armadas, general José Miguel Soto Jiménez.
Como es evidente, el pueblo dominicano ha venido exigiendo enfrentar con responsabilidad la emigración ilegal en el país, llegando a organizar marchas pacíficas para llamar la atención de la comunidad internacional. La más reciente jornada fue realizada en la ciudad de Santiago, donde miles de ciudadanos tomaron las calles para expresarse. Ahora que nos conmueve la macabra escena de un triple asesinato, donde la sangre de tres hijos de la patria de Duarte derramaron su sangre por culpa de la crueldad de un haitiano, que quizás será difícil identificar por falta de registro legal, cabe pensar en el sufrimiento de las familias atrapadas por el filo de una tragedia que enluta a toda la nación dominicana. Sin embargo, del otro lado, pagando las consecuencias del macabro acto, están los nacionales haitianos que han tenido que salir huyendo, abandonando sus humildes viviendas para escapar de los incendios provocados por decenas de ciudadanos residentes en ese poblado. Ojalá que las autoridades asuman tomar el control y presten atención a lo que está ocurriendo, porque de seguir indiferentes, sin tomar las medidas pertinentes, mañana podría ser demasiado tarde.
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𝐏𝐞𝐫𝐚𝐯𝐢𝐚, 𝐑.𝐃.- 𝐂𝐮𝐥𝐦𝐢𝐧𝐨́ 𝐚𝐲𝐞𝐫 𝐝𝐨𝐦𝐢𝐧𝐠𝐨 𝐥𝐚 𝟐𝐝𝐚 𝐂𝐨𝐩𝐚 𝐝𝐞 𝐁𝐚𝐥𝐨𝐧𝐦𝐚𝐧𝐨 𝐖𝐢𝐥𝐥𝐚𝐫𝐢 𝐆𝐮𝐞𝐫𝐫𝐞𝐫𝐨 𝟐𝟎𝟐𝟓, 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐢𝐜𝐢𝐩𝐢𝐨 𝐍𝐢𝐳𝐚𝐨, 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐜𝐢𝐩𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞 𝐞𝐪𝐮𝐢𝐩𝐨𝐬 𝐫𝐞𝐩𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐚𝐭𝐢𝐯𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐀𝐳𝐮𝐚,