Para quienes escudriñan las Sagradas Escrituras, muchos de los acontecimientos que están ocurriendo no son más que las evidencias que demuestran el final de los tiempos. A la luz del Evangelio todo está escrito, por lo que, no debemos sorprendernos. Desde esa realidad, los fenómenos naturales, guerras, muertes y pestilencias que diezman la humanidad, forman parte de esas señales proféticas. Una tragedia supera a la otra de uno al otro lado del planeta. Sin embargo, lo más lamentable, es que somos nosotros, en la mayoría de los casos, los culpables de lo que está pasando. Resulta inexplicable que los accidentes de tránsito causen más muertes que todas las enfermedades terminales, incluyendo las provocadas por la pandemia del COVID-19. Muertes sobre muertes, tragedias sobre tragedias y sentimos la ausencia de programas dirigidos a frenar la orgía de sangre que se reproduce constantemente por cada una de nuestras calles y avenidas. Por igual ocurre con los feminicidios. Hemos llegado al colmo de -no sorprendernos- cuando por celos enfermizos cualquier individuo le quita la vida a una mujer.
Son muchos los episodios que indican que la sociedad está enferma, descuidada y amenazada. Muchos se enfocan en las causas y las atribuyen a factores psicosociales, vicios y malos ejemplos que hacen rodar por el piso los valores morales y espirituales. Son estos los responsables de que hijos agredan a sus padres. Un círculo que envuelve a millones de familias en todas las latitudes del planeta. A todo esto, nos alcanza la noticia de un hermano que dio muerte a otro en la sección Arroyo Salado, del distrito El Limonar. La víctima mortal fue el nombrado Julio Amador Vizcaíno, quien recibió varias puñaladas de su hermano, Basilio Amador Vizcaíno, según los vecinos, el hecho ocurrió por una discusión por el alto volumen de un radio. Ya en otros escenarios hemos contado muertes por el simple uso de un parqueo o por una discusión intranscendente. Como es evidente, estamos viviendo en los últimos tiempos, pero las autoridades del sector salud, profesionales competentes y líderes comunitarios deben juntarse para desarrollar un programa en procura de sanear la sociedad. Este es el momento de actuar.