Así está la población, pendiente de lo que acontece en una institución que está llamada a jugar un rol fundamental en la lucha por la transparencia en el manejo de los fondos públicos. Nos referimos a la Cámara de Cuentas, la entidad que en su trayectoria ha sido contaminada por la política, a tal punto que ha perdido la credibilidad. Y no exageramos. La mayoría del pueblo dominicano la ha llegado a tildar de disfuncional, con la especialidad de maquillar datos y acomodar resultados. De ahí el calificativo de “cámara de cuentos” por su pobre desempeño. Ahora que su presidente está en la palestra por sus pronunciamientos, y que también se abre la polémica sobre el período de permanencia de los nuevos miembros que serían escogidos, nos sumamos a preguntar ¿Quiénes osarían inscribirse en medio de semejante situación? En un escenario preelectoral creemos que es el peor momento para hacer el intento. Sobre todo, frente a las ensartas de acusaciones que gravitan en el ambiente. Es evidente que todos los ciudadanos deseamos contar con una Cámara de Cuentas integrada por profesionales idóneos, de moral y conducta intachable, en fin, personas honorables -que sean escogidas- sin la vara fatal de los lineamientos políticos que todo lo contaminan. Ojalá que el liderazgo político asuma con inteligencia seleccionar a los miembros de la Cámara de Cuentas con criterios de transparencia, alejados de las conveniencias. Lo que está ocurriendo hoy, a raíz del informe que señala supuestas faltas, aprobado por la comisión investigadora de diputados, ha chocado con el rechazo de los principales bloques opositores. Se recuerda que la Cámara de Diputados fue apoderada de tres proyectos de resolución que buscaban la interpelación e investigación de los cinco miembros titulares del organismo, por supuestamente haber cometidos actos reñidos con la ley. Luego el senado de la república fue apoderado de una petición para invitar al pleno a explicar las diferencias que afectan al organismo, pero la misma fue rechazada. La verdad es que nunca antes la Cámara de Cuentas había sonado tanto y con el agravante del ruido estridente del cuestionamiento. Podemos decir que el Estado dominicano debe tomar en serio una entidad que fue utilizada en el pasado reciente como instrumento para chantajear y sumar voluntades a parcelas partidarias. Más que cámara de cuentos, la mayoría del pueblo tiene la percepción de que ese organismo ha aportado muy poco a la lucha contra la corrupción.
Milcíades Franjul recibe doctorado honoris causa por su trayectoria ejemplar
𝐏𝐞𝐫𝐚𝐯𝐢𝐚, 𝐑.𝐃. 𝐄𝐥 𝐝𝐢𝐫𝐞𝐜𝐭𝐨𝐫 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐎𝐟𝐢𝐜𝐢𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐄𝐧𝐥𝐚𝐜𝐞 𝐂𝐫𝐢𝐬𝐭𝐢𝐚𝐧𝐨 𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐥 𝐏𝐨𝐝𝐞𝐫 𝐄𝐣𝐞𝐜𝐮𝐭𝐢𝐯𝐨 𝐲 𝐜𝐨𝐨𝐫𝐝𝐢𝐧𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐝𝐞𝐥 𝐆𝐚𝐛𝐢𝐧𝐞𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐅𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚, 𝐌𝐢𝐥𝐜𝐢́𝐚𝐝𝐞𝐬 𝐅𝐫𝐚𝐧𝐣𝐮𝐥 𝐏𝐢𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞𝐥, 𝐫𝐞𝐜𝐢𝐛𝐢𝐨́