Llegó diciembre, la época más alegre del año, la que llega acompañada de la brisa que anima a compartir, abriendo las puertas al optimismo. Y es que en el último mes del año se conjugan todos los motivos para celebrar. Vienen familiares y amigos del exterior, se enciende el barrio con la alegría contagiosa de los vecinos, y hasta los políticos se muestran solidarios, dejando caer bonos y canastas.
Ese es el cuadro pintoresco de las navidades de mi pueblo, ataviadas de colores y fulgores de esperanza.
Es evidente que en los tres años del presente gobierno, encabezado por Luis Abinader, recobramos la dignidad de quienes esperan la mano del Estado para sentarse a la mesa el día de Nochebuena. Y mes que cambiamos el famoso estilo de repartos, sustituyendo las cajas navideñas que llegaban en furgones para provocar tumultos y empujones entre miles de ciudadanos que buscaban ser beneficiados. Ahora, bajo la modalidad de tarjetas o bonos, los funcionarios llegan a los barrios y sectores marginados sin causar ruidos ni alborotos, mientras otros optan por organizar cenas y encuentros donde entregan regalos navideños. Así observamos el movimiento de empresas, políticos y entidades profesionales, realizando actividades alusivas a estas festividades. Poco a poco el verdadero espíritu de la celebración va quedando en el olvido. Para muchos las navidades son sinónimo de bebentinas. Con la supuesta modernidad se fue quedando atrás, como elemento puramente decorativo, el pesebre donde vino al mundo el Niño Jesús. Y como también vamos perdiendo los valores cristianos del respeto y amor al prójimo, en cada diciembre hay que lanzar a las calles a miles de agentes de las instituciones castrenses para proteger al pueblo de los delincuentes. Y hasta las plazas y áreas públicas están bajo amenaza de ser destruidas por elementos sin criterios ni vergüenza que, al llegar diciembre, viven la vida loca promoviendo teteos y tumultos con sus bocinas en cualquier punto de la ciudad.
Nos corresponde ahondar en la familia para que juntos rescatemos el verdadero espíritu de la navidad.
A un mes de la tragedia del Jet Set, el dolor sigue intacto
𝐏𝐞𝐫𝐚𝐯𝐢𝐚, 𝐑.𝐃. 𝐇𝐨𝐲 𝐬𝐞 𝐜𝐮𝐦𝐩𝐥𝐞 𝐮𝐧 𝐦𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐭𝐫𝐚𝐠𝐞𝐝𝐢𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐭𝐫𝐞𝐦𝐞𝐜𝐢𝐨́ 𝐚𝐥 𝐩𝐚𝐢́𝐬 𝐞𝐧𝐭𝐞𝐫𝐨: 𝐞𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐩𝐥𝐨𝐦𝐞 𝐝𝐞𝐥 𝐭𝐞𝐜𝐡𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐝𝐢𝐬𝐜𝐨𝐭𝐞𝐜𝐚 𝐉𝐞𝐭 𝐒𝐞𝐭, 𝐪𝐮𝐞