El auge de la delincuencia y la criminalidad que se ha desatado en esta provincia no puede seguir, señores autoridades. La población de la provincia Peravia no puede continuar temblando de miedo, con el temor de salir a las calles, por culpa de un puñado de malhechores. Escuchen bien señores autoridades: ya no podemos seguir perdiendo vidas jóvenes, valiosas, honestas y trabajadoras, mientras ustedes se cruzan de brazos.
El desasosiego al que su desidia y falta de coraje ha llevado a nuestro pueblo tiene que parar, y debe parar, porque si no lo hacen ustedes, -en quien la provincia Peravia confió- lo hará la sociedad. Y ay de ustedes si así sucede.
Cuando las autoridades fallan, cuando se percibe que están en todo, menos en defender al pueblo, entonces éstas cargan sobre sus hombros y su conciencia, las posibles nefastas consecuencias.
Señores autoridades: que la muerte de Agustín sea la última que se lleve la delincuencia, porque las demás que ocurran serán responsabilidad únicamente de ustedes y de nadie más. Y es que ustedes señores autoridades se han negado a conformar la Mesa de Seguridad Ciudadana. Han ignorado el grito desesperado de una sociedad dispuesta a enfrentar la delincuencia y la criminalidad. Una sociedad que ha expresado el deseo de colaborar y Ustedes no han querido escuchar.
Ustedes han optado por permanecer de brazos cruzados cuando los delincuentes atacan sin piedad. Y es que por doquier se escucha el llanto triste de los que van perdiendo amigos y familiares en esta orgía de sangre que ustedes están dejando prolongar. No queremos contar más muertes señores autoridades.
Ustedes no pueden seguir con los brazos cruzados ante el gran sacrificio que por culpa de la delincuencia está pagando nuestro pueblo.