Es el que ahora nos convoca, el que debe impulsarnos, animarnos y movernos a tocar puertas para llevar aliento a quienes lo perdieron todo: familias que vieron esfumarse lo que habían construido con sacrificio, a causa de los efectos del huracán María. Y es que el fenómeno natural causó estragos en la costa norte, dejando miles de viviendas inundadas, otras fueron arrastradas por las crecidas de ríos, arroyos y cañadas, mientras que decenas de comunidades quedaron incomunicadas y un gran número de familias desplazadas y ubicadas en refugios a la espera de la mano amiga de quienes por fortuna no sufrimos los embates del fenómeno atmosférico.
Mirar hacia las provincias del nordeste, reconocer la magnitud de los daños causados, ver la realidad de cientos de familias y palpar de cerca sus problemáticas, nos llevan a motivar una jornada de solidaridad a favor de quienes hoy esperan de nosotros. Esos seres humanos requieren alimentos, ropas, medicinas y enseres del hogar. Son dominicanos y dominicanas que han adquirido la condición de damnificados en una nación donde el Estado carece de planes y programas para reparar los daños causados por fenómenos naturales.
De ahí el llamado a la conciencia ciudadana, a los hombres y mujeres de espíritu cristiano, al liderazgo social y profesional, a las autoridades y personalidades de esta provincia, y a quienes movidos por el amor, sientan el deseo de aportar para una causa como ésta. Nuestros hermanos de la costa norte, los que fueron azotados por el huracán María, están muy cerca de nosotros y no debemos esperar por ayuda internacional cuando los primeros tocados por el llamado de la solidaridad debemos ser los que fuimos privilegiados por habernos librados de la furia devastadora del huracán María.
Ahora la oportunidad se presenta para dar gracias a Dios mostrándonos generosos frente a esas familias que esperan por nosotros. Ojalá que los organismos de socorro, la Defensa Civil y la Cruz Roja Dominicana, asuman organizar en cada provincia del país, los centros de acopio para quienes deseen donar, ropas, electrodomésticos, medicinas y alimentos para los damnificados. Entre tanto, abogamos por un plan nacional de desarrollo que destine fondos para este tipo de emergencias, ya que cada año estamos amenazado por estos fenómenos naturales.