El pueblo busca respuestas ante el incumplimiento de una promesa. Y es que frente a las autoridades de la provincia Peravia, el ministro de obras públicas, ingeniero Gonzalo Castillo, empeñó su palabra, anunciando con bombos y platillos que tenía asfalto para pavimentar calles, carreteras y avenidas. Los aplausos resonaron en el espacio, para de inmediato dar inicio a la construcción de aceras y contenes, como paso necesario para cumplir con el bacheo esperado.
Y así vimos al alcalde Chacho Landestoy motivando a los comunitarios para insertar en las obras a presupuestar los metros lineales de contenes que facilitarían asfaltar sus calles, tal como prometió el ministro.Pasado el tiempo, la ciudad se ha ido llenando de hoyos, a tal punto que muchas calles lucen abandonadas, con el agravante de los derrames de aguas causados por las fugas en las viejas redes de distribución, que se producen a partir de las conexiones con el nuevo acueducto.
Sin embargo, para desgracia de la ciudad, ni aparecen los funcionarios del INAPA para resolver las fugas que debieron prevenir, ni aparece el ministro de obras públicas con el asfalto que supuestamente tendríamos aquí. Es decir, el Ayuntamiento y el pueblo de Baní están en medio del incumplimiento de dos instituciones del Estado.
El pueblo tiene derecho a saber que desde hace tres años estamos esperando el “bendito asfalto”, que fue prometido por Gonzalo Castillo, y que en la reciente visita “sorpresa” del presidente Danilo Medina, a la comunidad San José, de Matanzas, el presidente instruyó a ese ministro para que procediera a asfaltar los tramos carreteros que hacen falta. Así saltaron de alegría los comunitarios de Villa Fundación y Matanzas, que llevan años esperando la reparación de sus calles, y aplaudían los habitantes de todo el Valle de Peravia.
Sin embargo, con el paso de los días no se ha asfaltado ni un minúsculo hoyo de los tantos que contamos en las vías de la ciudad. Lo que estamos viendo, desde la orilla, más que el incumplimiento del ministro Gonzalo Castillo, nos está conduciendo a pensar que hay alguien que está torpedeando el asfalto de la ciudad, alguien con la malsana intención de impedir que Baní presente una imagen de modernidad, alguien que pudiera ser todo, menos banilejo en condiciones de dirigir los destinos de la ciudad, porque un verdadero munícipe, abre las puertas para que lleguen las obras que nos habrán de beneficiar a todos por igual.
Ojalá que el señor ministro de obras públicas atienda la orden del presidente de la República. Y que llueva asfalto para acabar con los hoyos de las calles y carreteras de la provincia.