De eso estamos convencidos, porque lo que hasta hoy hemos recibido ha sido tan poco que hasta nos duele contarlo, a pesar de que nuestra provincia es una de las que más recursos aportan al Estado dominicano. Así lo muestran las estadísticas: los banilejos ocupamos primeros lugares en el pago de impuestos, incluyendo las tarifas generadas para el pago de energía eléctrica. Y es que por tradición, sentimos el llamado del deber que nos lleva a cumplir con nuestras obligaciones como ciudadanos.
Sin embargo, a pesar de esa disposición, vivimos la amarga experiencia de una pésima retribución del Estado. Sentimos que cada año somos relegados a recibir migajas del presupuesto de la nación, llegando al colmo de la exclusión y la marginación más degradante. Llevamos años recibiendo pequeñas partidas para un acueducto que nunca termina. Hemos esperado por décadas el inicio de la construcción de la avenida de circunvalación, obra que beneficiará a los demás pueblos del sur, y por demás necesaria para desarrollar el turismo en la provincia Peravia.
Y así podemos hablar de la ciudad universitaria, de un nuevo centro penitenciario y de otras tantas necesidades que esperan por soluciones en nuestras comunidades; no obstante, lo que asignan para la provincia en el presupuesto, causa indignación en una población que comienza a despertar para exigir que se les provean los recursos que merecemos.
El pasado año nos colocaron 700 millones de pesos en el presupuesto, y ahora, lo que está en proyecto es menos de esa pírrica suma, por lo que desde ya debemos exigir respeto para una provincia que está cansada de recibir migajas de los tantos impuestos que pagamos al Estado dominicano.
Ojalá que el próximo 21 de noviembre, cuando el pueblo banilejo está de fiesta, venga el presidente Danilo Medina, con una visita sorpresa, y al final del oficio religioso nos sorprenda con el anuncio de obras, de las tantas que el pueblo espera.